Las bancas de apuestas, legales o ilegales, son la conspiración más grande que tienen en su contra los pobres dominicanos, quienes en la mayoría de los casos, pierden el dinero del desayuno, almuerzo o cena al apostar a un número de lotería, esperanzados en multiplicar su exiguo capital.
Es un abuso mayúsculo someter a un pueblo, casi obligándolo a jugar sus chelitos por la permisividad con que el Gobierno ha dejado que los banqueros llenen todo el territorio nacional de bancas de apuestas con más de una docena de sorteos diarios, donde usted puede ver como algunas esquinas tienen en funcionamiento hasta cuatro bancas juntas. ¡Un verdadero abuso!, a un pueblo indefenso y en miseria.
Hace unos días, el Gobierno, a través de uno de sus ministros, anunció la legalización de miles de bancas que funcionan de forma ilegal… Pero, lo que debió hacer el Gobierno es ordenar el cierre definitivo de esas bancas, y no seguir permitiendo más juegos de azar en el país.
El procedimiento que debió ejecutar el Gobierno ante las bancas ilegales, es eliminar esos establecimientos y someter a la justicia los operadores de las mismas. Sin embargo, todos conocemos quienes están detrás de las bancas de apuestas en la República Dominicana.
Y da vergüenza que una gran cantidad de esos dueños de bancas, son “honorables” diputados y senadores, que deberían ser dignos representantes de sus distintas demarcaciones, pero el calificativo de honorables y dignos representantes les queda muy grande.
Nos ponemos a pensar, el porqué de la permisividad de las autoridades ante esta proliferación de juegos de azar en el país, y no entendemos por qué tanta complicidad. Algún día, esto tendrá que enderezar.