Debilidad de los componentes tranquilizadores

Debilidad de los componentes tranquilizadores

La percepción de que las calles, y hasta los domicilios, son lugares de repente más inseguros a causa de la delincuencia ha crecido por el embate de noticias y hechos que superan en resonancia al quehacer de las autoridades para rodear a los ciudadanos de protección mientras usa una retórica que no promete ni compromete a soluciones a corto plazo.

Lo primero que se pone en evidencia es que las ciudades están lejos de una contundente presencia disuasiva de agentes del orden, a pie o con rapidez de movilidad. Las áreas a cuidar han crecido pero la Policía no aparece con el recurso de destacamentos aptos y cercanos que hagan ostensible el sentido de orden.

Cuando se acude a los que existen se les descubre en pobreza de personal y equipos. En estados ruinosos que llevan a dudar de que desde ellos se brinden amparos mientras la gente se queja de la falta de presteza en las respuestas del 911.

Cabe reconocer en favor de ese servicio, que por calles cogestionadas de vehículos las sirenas y luces centellantes sirven de poco y no es visible que las flotas de ambulancias y patrulleros estén concentradas en sitios estratégicos para quedar simultáneamente cerca de zonas habitadas.

Se sigue suponiendo todavía que muchos agentes policiales están sustraídos de las rutinas de servicio y reservados para protecciones particulares a jerarcas, empresarios, artistas, deportistas y comunicadores. Que el generalato permite rodearse de familiares y compadres que cobran sin prestar servicio institucional, restando recurso para lograr mayor extensión a las vigilancia y persecución.

Nadie ha inventariado ni auditado a las fuerzas públicas. Anteriores presidentes defendieron el trato excepcional a las jefaturas con manos de seda y generosidades para que no inventaran asonadas.

En vez de apelar a la solidez y la expansión al sistema que meta en cintura a delincuentes, el país amanece con sorprendentes reestructuraciones de énfasis en mecanismos para la propagación de informaciones positivas y retóricas de autoelogios, presagios de más palabras que de más hechos. Dice Chu que para eso no hay cuartos.

¿Muchos recursos en aniversario del poder y escasez para la seguridad?

El desbordado crecimiento urbano deja chiquita a la PN

Inmensos barrios hacinados difíciles de incursionar y de control social

Más leídas