Debilidad de los impedimentos

Debilidad de los impedimentos

Las restricciones a la circulación por vías públicas y a la adquisición y consumo de bebidas alcohólicas en bares y restaurantes son hoy auspiciadoras contundentes de aglomeraciones propicias a los contagios en las horas que quedan hábiles, y escasamente se está impidiendo el congestionamiento de locales comerciales y otros de libre acceso y distintos fines a los que acude mucha gente a la que rara vez se llama la atención si prescinde de mascarillas.

Autobuses, minibuses, trenes y carros atestados suplen las condiciones que el virus necesita para ir de unos cuerpos humanos a otros fuera del toque de queda.

El hecho mismo de que las personas que salen de sus casas para múltiples propósitos de sus impostergables intereses, y hasta imprescindibles para subsistir, estén obligadas a resguardarse temprano genera congestionamientos urbanos superiores a los de tiempos normales, arruinando la prevención.

Las cercanías solo están cambiando de horario hacia los momentos en que la falta de rigor de autoridades, dueños de establecimientos y prestadores de servicios de transporte público dejan aglomerar a usuarios y parroquianos.

Tales debilidades son las que conducen a los expertos de la salubridad y del manejo epidemiológico a recomendar endurecimientos de medidas y confinamientos casi absolutos que serían más traumáticos y lesivos productivamente a diferentes sectores, un precio alto.

Solidaridad democrática

El Gobierno de Nicaragua, dado a meter en calabozos a candidatos opositores en vísperas de elecciones, no debe pretender que República Dominicana sea indiferente a las prácticas antidemocráticas que acaba de condenar en aquella patria amiga. No lo fue durante el martirio que los Somoza aplicaron a los nicaragüenses. Aquí hallaron solidaridad las fuerzas que allá batallaron a opresores.

Entonces no se tildó al país de intervencionista. Existe un compromiso hemisférico de respaldo a los derechos humanos. Irónicamente, el internacionalismo caracteriza a gobiernos y partidos llamados socialistas inclinados a exportar revoluciones.

El dominicano Urbano Gilbert se sumó en su momento a la lucha de los sandinistas contra una intervención foránea en su suelo.

La solidaridad desde acá registra brillantes antecedentes por causas justas.

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