Debilidades y oportunidades perdidas de Santiago

Debilidades y oportunidades perdidas de Santiago

Examinamos debilidades y oportunidades perdidas de Santiago. Punteamos gestiones impropias, deficiencias orgánicas y detrimentos institucionales. El BID identifica la improcedencia de una gestión financiera local que no atrae recursos, ni tampoco crea compromisos de gobernabilidad. El Ayuntamiento acumula deudas históricas con el sector privado y el gobierno nacional no invierte lo suficiente. El cabildo apenas puede erogar 25% en nómina, pero la Alcaldía tiene una nómina súper abultada, hay más de 500 prosélitos sin oficio.

El 2014 concluye sin crearse los reales gabinetes de gobierno acordados estratégicamente. Se hizo esfuerzos, pero no existe institucionalidad. El control administrativo gubernamental fue escasísimo; las direcciones provinciales y regionales del Estado están desarticuladas y desunidas.

Ambientalmente, aunque mejoró todavía la basura es gravísima. Esta gestión municipal se autocriticó en las decisiones, pero la autoevaluación no alcanzó para relanzar la Corporación de Aseo Municipal de Santiago (CASA) como ente de calidad. Varios organismos internacionales advierten que “la empresa que aparezca por Santiago ofertando hacer energía de basura, es embaucadora”. Varios gobiernos de América han sido timados y lo que es un hecho mundial, aquí no se entiende: el ayuntamiento solo no resuelve la basura.

Se creó CASA y los problemas iniciaron desde la pasada administración. Después de aprobados sus estatutos y el Sistema Integral de Residuos, la dirección de CASA asumió excesivas funciones y nunca convocó la directiva. Al llegar la actual gestión no había institucionalidad, y con razón o sin ella, arrasó lo bueno y lo malo. Muchos genios administrativos locales pretenden inventar fórmulas del agua tibia y llegan hasta convencerse de sus mediocridades.

Las inversiones en vías no impidieron que el tránsito sea una gran debilidad.

El ordenamiento de vehículos es competencia del Ayuntamiento y en Santiago se hizo pésimo. Los parquímetros siguen abandonados y el Consejo de Tránsito no se convoca. Hay 170 mil vehículos con un 50% de motocicletas, pero muchos motoristas no se registran, amenazando la seguridad ciudadana. Se entregan franjas alegremente, la última aprobación efectuada por los regidores recibió críticas en masa. Decenas de semáforos tienen problemas y ni siquiera existe una ordenanza para regular la movilidad urbana.

La gestión realizada por Plan Estratégico y Ayuntamiento para crear un verdadero sistema de movilidad es trastocada por el interés de extraer pingües ventajas particulares. Concluyentemente, tránsito y basura son las dos grandes debilidades de Santiago, que para resolverlas debemos actuar conjuntamente.

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