Malas son las perspectivas de crecimiento mundial para el periodo 2022- 2030, por la pandemia covid 19, invasión rusa e inestabilidad financiera, según informe (Caída de las perspectivas de crecimiento a largo plazo: tendencias, expectativas y políticas) del Banco Mundial publicado la semana pasada.

Dañaron el crecimiento potencial, la tasa de largo plazo a la que puede crecer la economía global sin provocar inflación, caerá al nivel más bajo de los últimos treinta años, se reduce en un tercio respecto a la de la primera década de este siglo, en torno al 2,2 % anual entre 2022 y 2030, década que el Banco Mundial llama perdida por el pobre crecimiento, será mayor en países avanzados como EE UU, la mayoría de Europa y parte de Asia.

Aunque a factores mencionados por el Banco Mundial sumo la escalada de tensiones entre Estados Unidos y China que reduce el comercio mundial, nuestra economía está en condiciones de superarlos con políticas económicas inteligentes, como en los últimos tres años.

Recordemos, principalmente con aumento gradual de la tasa de política monetaria en 550 puntos básicos entre noviembre 2021 y octubre 2022, se desinfló en 326 puntos básicos la brutal inflación, en su mayor parte importada, de 9.64% en abril de 2022 a 6.38% en febrero 2023, estimándose la de marzo por debajo del 6%.

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Y debido al rápido descenso de la escalada de precios la tasa de referencia del Banco Central se ha mantenido sin cambio por cinco meses consecutivos, en la actualidad 8.50% anual, con tipo real positivo (2.12%) descontando la inflación a febrero, 6.38% superior a la de hace un año. Implica que los inversores no necesitaron alzas adicionales para compensar pérdida de valor real de sus inversiones.

La pausa consecutiva evitó que la tasa de crecimiento del PIB real se desviara de su senda potencial, los hechos son contundentes, me refiero al aumento de 5.1% en 2019, de 4.9% en 2022 y entre 4.5% y 5.0% pronosticado por el Banco Central, FMI y la Cepal para 2023, superior a la velocidad media de países en desarrollo que para el Banco Mundial disminuye bruscamente, del 6 % al año entre 2000 y 2010 al 4 % anual durante el resto de esta década.

Crecimiento que con buenas cifras macroeconómicas podemos mantenerdurante la década perdida, Para lograrlo solo tenemos que preservar el favorable clima político y social que nos ha caracterizado en la región y que ha sido uno de los incentivos para atraer capitales fugado de países europeos por la guerra en Ucrania, claro, acompañado de política fiscal y monetaria de calidad, y un sistema bancario como el que tenemos, que nos mantiene alejado del efecto contagio de crisis financieras externas.

Con la particularidad de que el crecimiento será explicado, por el lado de la demanda, por el consumo de familias e inversión de las empresas privadas, con reducción del indicador de pobreza y aumento del de las mujeres en la fuerza de trabajo. Por el lado de los factores, explicado por crecimiento de la productividad, empleo productivo e inversión en los diversos sectores, incluyendo energía, ya que por la buena rentabilidad que obtienen y continuarán alcanzando inversores, seguirá creciendo el flujo de inversión extranjera directa.