Decenas de feligreses católicos, devotos de la Virgen de la Altagracia, caminaron ayer por calles de la Ciudad Colonial en penitencia, algunos, y en agradecimiento por favores que dicen les fueron concedidos. Ancianos, adultos, jóvenes, niños, personas con discapacidad o algún tipo de impedimento físico caminaban esperanzados de que la Virgen les hiciera algún milagro.
En tanto que otros agradecían llevando flores, velas y velones y hasta trataban de tocar la imagen de la Virgen durante el recorrido, en busca de que la protectora del pueblo dominicano les tuviera presente. La caminata fue encabezada por el nuncio, monseñor Jude Thaddeus Okolo, y el padre Francisco Flores, rector del Santuario Arquidiocesano Nuestra Señora de la Altagracia, en Santo Domingo, acompañados por la guardia de honor del Ministerio de Defensa y las bandas de música de la Armada de República Dominicana, Fuerza Aérea y el Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo.
La procesión salió de la Catedral, caminó por la calle El Conde hasta la Hostos, por la que bajaron a la Arzobispo Nouel hasta Palo Hincado, por donde llegaron a la Mercedes y de allí hasta la iglesia de La Altagracia, en la intersección con Hostos. La multitud hizo una parada frente a la Puerta del Conde, donde Panchita Cabral de Alcalá, vicepresidenta de las Altagracianas en Santo Domingo, leyó un documento en el que pedía a la Virgen que intervenga en los problemas del país.