BAGDAD (EFE).- Decenas de personas murieron hoy en Irak a causa de la explosión de tres coches bomba, al día siguiente de que el Ejército norteamericano calificara de éxito su ofensiva contra feudos insurgentes.

   Los atentados, dos de ellos perpetrados en Bagdad, y el tercero en la ciudad septentrional de Mosul, a unos 400 kilómetros al norte de la capital iraquí, segaron la vida de más de una veintena de personas, en su mayoría reclutas que esperaban ser admitidos en las academias de Policía.

   En la localidad de Baquba, a unos 60 kilómetros al noreste de Bagdad, un niño falleció y diez miembros de su familia resultaron heridos, algunos graves, al estallar un proyectil de mortero en su vivienda, informó la televisión qatarí «Al-Yazira».

   La emisora, que citó a fuentes policiales, informó de que el proyectil fue lanzado por desconocidos e impactó en la casa mientras dormían sus moradores.

   La crónica negra se completó con el anuncio de la muerte de dos soldados estadounidenses, alcanzados por fuego de armas ligeras cuando se encontraban en un puesto de control en Bagdad, informó el mando militar de EEUU en un comunicado.

   Añadió que ambos soldados fueron tiroteados el pasado domingo mientras supervisaban el tráfico en un puesto de control de Bagdad, sin facilitar más detalles.

   Según cifras proporcionadas por el Pentágono, más de 1.050 militares estadounidenses han perdido la vida en Irak desde que en marzo de 2003 comenzó la invasión y posterior ocupación de este país.

   Los atentados de hoy se producen al día siguiente de que las tropas de EEUU calificaron de «éxito» la campaña militar que lanzaron contra supuestos bastiones de los grupos insurgentes en las ciudades de Samarra y Faluya, situadas al norte y oeste de Bagdad, respectivamente.

   Esta operación, que comenzó el pasado viernes en Samarra, tiene como objetivo -según las autoridades iraquíes- retomar el control sobre todo el territorio del país, a fin de que las elecciones presidenciales previstas para enero próximo transcurran en un clima de seguridad.

   El mando militar estadounidense anunció ayer, domingo, que un total de 125 insurgentes murieron y que otros 88 fueron detenidos, entre ellos varios ciudadanos de otros países árabes.

   Expertos militares en Irak no descartan que el segundo objetivo sea la conflictiva ciudad de Faluya, donde EEUU cree que se esconden seguidores del terrorista jordano Abu Musab al-Zarqaui, presunto líder de Al Qaeda en Irak.

   En un comunicado, el Ejército norteamericano confirmó hoy que la pasada madrugada lanzó dos ataques aéreos sobre Faluya, uno de ellos contra un grupo de insurgentes que presuntamente trasladaban armas en la ciudad, y el otro contra un supuesto escondite de milicianos leales a Al-Zarqaui.

   El ministro iraquí de Defensa, Hazem al-Shalan, informó hoy, por su parte, de que varios de los «combatientes» árabes capturados en la ofensiva bélica de Samarra fueron entregados a las fuerzas de la coalición para ser «interrogados».

   «Los extranjeros, entre los que figuran egipcios, sudaneses y un tunecino, fueron entregados a las fuerzas de la coalición, y cuando concluyan los interrogatorios, serán devueltos a nuestras tropas», dijo Al-Shalan durante una entrevista con el canal de televisión panárabe «Al-Arabiya».

   Creó que esa gente está requerida por los tribunales de sus países», precisó.

   Al ser preguntado sobre si se negocia para terminar con la crisis de Faluya, el ministro iraquí dijo que «no hay negociación; nosotros tenemos un problema que ha sido causado por gente extraña a los habitantes» de esta ciudad rebelde, corazón de la insurgencia iraquí.

   «Las conversaciones en Faluya se centran en cómo controlar pacíficamente la situación en esa ciudad y, si Dios quiere, llegaremos a una solución», indicó Al Shalan.

   Desde que se realizara el traspaso de poder, el pasado 28 de junio, aviones de combate norteamericanos bombardean casi a diario barrios de Faluya, la primera ciudad en rebelarse contra las fuerzas de ocupación estadounidenses.