Es cierto que tal vez no escogió el escenario más adecuado ni los mejores modales para externar su criterio, pero lo que dijo el Presidente de Bolivia, Evo Morales, durante una conferencia sobre cambio climático no es tan descabellado ni tan exagerado, más bien debería profundizarse en su inquietud.

El presidente boliviano dijo que el uso de hormonas de crecimiento en la industria avícola mundial para obtener abundante y más rápida producción de huevos y de pollos, estaría vinculada al aumento de la homosexualidad y la calvicie. Aun los menos estudiosos saben que el abuso en el uso de hormonas, sea en animales o en personas, es perjudicial para la salud, y si bien no se ha comprobado que su consumo, a través de la carne de pollo en este caso, sea una posible causa de homosexualidad, debería aprovecharse su declaración para establecer correlaciones científicas.

¿Estarían relacionadas con los desórdenes y desequilibrios hormonales, las tiroides fallidas y necróticas, que parecen cada vez más frecuentes, los crecientes casos de niñas en pubertad temprana, o con el cáncer de mama que parece una epidemia?  En el caso de nuestro país, donde fallan los controles, deberíamos comenzar verificando los niveles de uso en las industrias locales que pudieran estar tentadas a los excesos.

Correlaciones similares se han establecido en el uso de pesticidas en los cultivos,  lo que se asocia con un incremento del cáncer en las personas. Estas inquietudes la manifiestan también,  en otro escenario, endocrinólogos y gastroenterólogos cuando advierten a sus pacientes moderar el consumo de carne de pollo, huevos y alimentos crudos, especialmente lechuga y vegetales. Evo Morales no anda perdido ni está lanzando misiles sin pensar.  Como todo un presidente debió, tal vez, cuidar la forma aunque el fondo esté debidamente fundamentado, partiendo de los estudios publicados sobre el tema.