Refugio, hogar, fortaleza… nunca estas palabras habían tomado tanto significado como ahora en lo referente a nuestras casas. Los tiempos que estamos viviendo nos han llevado a estar en casa, queramos o no. Como un presagio de la situación actual, las tendencias decorativas se han inclinado a que más que adornar, llenemos nuestros hogares de bienestar.
Se ha tratado el término “nesting”, aplicado a quedarse en casa y disfrutarla, y se ha asociado como antídoto a la ansiedad. De ahí la importancia de dedicar tiempo a cuidar nuestra casa, a crear hábitos para mantenerla ordenada, donde cada cosa tenga su lugar y su razón, pues es cuando nos toca quedarnos por obligación, como si estamos enfermos, cuando nos damos cuenta de la importancia de crear esa atmósfera de paz que no sabemos cuándo vamos a necesitar.
Si te toca quedarte en casa unos días, empieza por ordenar, no me canso de recomendar que salgas de todo aquello que no usas, que ya nadie usa en casa. Eso te da espacio para las cosas que en verdad necesitan y disfrutan. Reordenar es un ejercicio maravilloso para la mente, nos da una sensación de control y satisfacción.
Estar con los tuyos es una terapia infalible, los días que nos tocan en casa debemos aprovecharlos, bajar el ritmo de lo acelerado de nuestras vidas y pasar tiempo de calidad con nuestra pareja, hijos y, si es el caso, con nosotros mismos. Ese tiempo para ponerse al día con series, películas o ese libro que te interesa no lo debemos desperdiciar. Por eso es buen momento para revisar ese sofá de la tele, si está en buenas condiciones para soportar unas dosis de cine en casa y si todos los controles están en su lugar y funcionan.
Hay estudios que demuestran los beneficios del “slow living” o vivir la casa, ojo, no es estar en ella solamente. Las llamadas “terapias sin pastillas” son tan sencillas como hacer recetas, cuidar las plantas o redecorar. Estas tareas caseras aportan calma, reducen los niveles de ansiedad y depresión y hasta bajan los niveles de cortisol (una hormona asociada al estrés).
Es el momento de preparar ese espacio para las cosas que te gustan, y no es que tengas que invertir tus ahorros en eso, es llenar esa necesidad que tarde o temprano se convertirá en un aliado para estimular tu tranquilidad y alegría y la de los tuyos.
El ritmo de vida que llevamos no nos permite disfrutar de pequeñas cosas como una comida en el comedor, parece una broma pero seguro que hay un rincón en tu casa que nunca se utiliza porque nunca hay tiempo. Búscalo, dile a los niños o a tu pareja que te ayuden y pasen tiempo allí.
El “nesting” procura darnos el antídoto para el consumismo, la negatividad y el extremo acelere de la vida que hay fuera de nuestras cuatro paredes. Es la oportunidad de combatir todo eso con lo que amamos, lo que nos trae consuelo, buenos recuerdos y fuerza, todo esto debe estar en casa.