El informe del Banco Central sobre el comportamiento de la economía dominicana durante el primer trimestre del año revela que sólo el sector público creció en ese período mientras que se produjo una caída del sector privado.
De acuerdo a las cifras del Banco Central, el consumo del sector público creció de 8.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en marzo del 2002, a 8.9 por ciento en marzo del 2003, para luego subir a 10 por ciento en marzo del 2004.
El crecimiento del sector público también puede confirmarse si se analiza el comportamiento de la cuenta corriente de la balanza de pagos, la cual ha registrado un superávit en los últimos dos años.
La cuenta corriente de la balanza de pagos registra un superávit cuando hay una contracción del gasto total.
Esta contracción ha recaído sobre el sector privado, ya que el sector público incrementó su consumo con relación al PIB.
Además, los ingresos fiscales del gobierno en el primer trimestre se incrementaron en términos reales en un 10 por ciento.
Esto así porque los ingresos del gobierno en ese período crecieron en términos nominales en un 72.3 por ciento mientras que la tasa de inflación fue de 62.3 por ciento entre marzo del 2003 y marzo del presente año.
En cambio, el consumo del sector privado bajó de 63.7 por ciento del PIB en marzo del 2002 a 57.6 por ciento del PIB en marzo del 2003, para continuar descendido a 50.9 por ciento en marzo del 2004.
Esto explica por qué mientras el PIB decreció en 0.2 por ciento en el primer trimestre del presente año, cuando se analiza la situación particular del gobierno se observa un crecimiento de 4 por ciento.
La caída en la actividad económica del sector privado, como resultado de la fuerte devaluación de la moneda, impone limitantes a la reforma tributaria.
Hay quienes entienden que ante una caída tan significativa del consumo privado, un aumento de la presión tributaria podría reforzar la tendencia recesiva de la economía, ya que tendería a profundizar la reducción en el consumo privado.
Quienes sostienen esta posición entienden que el efecto neto sobre los ingresos fiscales de un aumento de las tasas impositivas podría ser negativo, como resultado de una mayor caída en la actividad económica.