Default del Banco Central

Default del Banco Central

POR LUIS H. VARGAS
La reciente (des)información brindada por la gobernación del Banco Central sobre el descenso de 5 mil 86 millones de pesos del déficit cuasi-fiscal pretende ocultar la grave crisis financiera que azota al gobierno central y la situación de incapacidad de paga de dicha institución emisora de moneda nacional.

De diciembre de 2004 a diciembre de 2005, el monto de los valores en circulación se encaramó de 107 mil 771 millones de pesos a 140 mil 204 millones, es decir un aumento equivalente a 32 mil 433 millones o 30,1%, al mismo tiempo que la tasa de interés real efectiva saltaba de -1,64% a +9,06%. Todavía más, en los primeros 17 días del corriente mes de enero de 2006, tal stock se ha inflado en nada más y nada menos que en 6 mil 129 millones de pesos o 0,69% del producto bruto interno -PBI-.

La constatación de impaga de los certificados y notas del Banco Central se confirma en 2005 porque el pago de intereses en términos del PBI (más de 3,26%) sobrepasa el incremento de tal producto (menos de 2,0%), así como por la elevación del coeficiente de adeudos del Banco Central, igual a valor de los títulos emitidos en pesos contra PBI nominal, de 13,83% a 16,54%, o sea 2,71% más.

En verdad, las autoridades del Banco Central imprimen a todo vapor papeles de deuda, en vista a presionar ficticiamente la variación de la tasa de inflación y mantener artificialmente la estabilidad de la tasa de cambio de pesos por dólar o euro. En efecto, en los últimos doce meses, el acrecentamiento del montante de 32 mil 433 millones de pesos de los valores circulantes supuso como contrapartida un decrecimiento en igual medida de la masa monetaria originada por estas operaciones: la compra de dólares para acrecentar las reservas internacionales netas (44,2%), la recompra de las divisas percibidas por las licitaciones de los bancos quebrados (25,8%) y la reedición de certicados de inversión (30,0%).

En otras palabras, la política de reendeudamiento del Banco Central no hace más que hundir en el caos las actividades económicas y financieras del país, en razón de que, por un lado, sopla quiebras de negocios criollos por subida de los costos de producción, a causa de los ascendentes tipos de interés reales, y bajada de los valores de venta, por motivo de los deprimentes precios de las mercancías importadas y, por otro lado, carcome los fondos estatales en tanto y cuanto registra paga de rendimientos por certificados equivalente a cuatro veces al cobro de intereses por depósitos de reservas extranjeras líquidas, reconvierte los ingresos en dólares y correspondientes pesos por concepto de venta de activos, gestión de carteras y subastas de inmuebles en nuevos títulos de deuda y cancela intereses impagos mediante la reemisión de papeles. El peligro de que la gobernación declare finalmente default se acrecienta en la medida que cada vez más resulta evidente que la reemisión de valores en circulación hincha la vejiga de la especulación, tal y como se puede comprobar primero, por el amontanamiento de los valores de los títulos subastados a 35 días, la concentración del monto de los certificados en el público en general (55,3%), las instituciones financieras de poca inversión como agencias de préstamos (25,1%) y los bancos comerciales (13,6%); segundo, el programado recibo del insuficiente subsidio gubernamental de 3 mil 440 millones de pesos para 2006, en una coyuntura de decisión congresional de rechazar la solicitud gubernamental de reinstaurar la comisión cambiaria por 9,0% y obligación de honra mensual de intereses por más de 2 mil 400 millones de pesos; y tercero, la emergencia de revalidar pronto certificados colocados en forma directa o en subastas por un montante de 21 mil 300 millones de pesos y con vencimientos entre el 5 de febrero y el 13 de marzo de este año.

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