Defendamos el medio ambiente

Defendamos el medio ambiente

HAMLET HERMANN
Sólo a los capitaleños jóvenes les provocaría sorpresa enterarse que las arenas y piedras de los cauces de los ríos no se explotaban comercialmente como materiales de construcción hasta hace cuarenta y pocos años. Por allá por los cincuenta del pasado siglo el agregado grueso que se usaba para hacer el hormigón era la piedra calcárea triturada, a mano o en molinos.

Como agregado fino se utilizaba una arena color crema que conocida como Itabo, porque era extraída de una playa de ese nombre en la costa Sur. Esto es tan así que la primera compañía de hormigón pre mezclado que se formó en República Dominicana, llamada Mezcla Lista, fue ubicada en lo que es hoy la intersección de las avenidas “30 de Mayo” e “ Independencia” porque había allí una cantera calcárea. A casi nadie se le hubiera ocurrido entonces depredar los ríos en nombre del progreso del país.

Eso de saquear los ríos con el fin de obtener agregados para la construcción se inicia y crece con el Consejo de Estado y el Triunvirato que gobernaron el país como una caricatura de democracia luego de la muerte de Trujillo. Balaguer se ocuparía después, durante sus doce años de gobierno, de agravar ese tipo de explotación voraz con su política de construcción íntimamente vinculada a la corrupción. Al que todavía le queden dudas de los antes dicho que busque en los registros comerciales o en los periódicos de la época los nombres de los beneficiarios de los permisos oficiales y de las concesiones de terrenos para que se forme su propio criterio.

Ahora, en 2005, el Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Maximiliano Puig, advierte (sólo advierte) a las empresas explotadoras de los ríos que deben ajustarse a la ley. No había pasado un día desde que el Ministro hablara de legalidad cuando los dueños de las “granceras” pegaron el grito al cielo. ¿Legalidad nosotros? ¡Jamás! Y algunos medios de comunicación actuaron como caja de resonancia para llenar sus primeras páginas con los puntos de vista de los depredadores del medio ambiente. Para éstos, no sólo estaba en peligro el sector de la construcción sino que el cumplimiento de la ley podría impedir inversiones millonarias en esa área.

La verdad, como de costumbre, sería la primera víctima. Como tantas veces lo han hecho, el próximo paso de las “granceras” de seguro será presentar en los medios de comunicación a bien pagados “expertos”, nacionales y extranjeros, aportando en base a sofismas las coartadas para el saqueo. Otra vez descubrimos que la extorsión y el chantaje no son sólo atribución de los transportistas, de los médicos y hasta de los panaderos que amenazan con no hacer las teleras de navidad cuando sus ambiciones no son satisfechas. Ojalá no llamen ahora al gobierno a negociar. La ley sólo se negocia cuando se discute en el Congreso, nunca después de aprobada y promulgada.

Además ¿quién dijo que no hay otras fuentes de agregados para la construcción que podrían obtenerse sin dañar el ambiente? Sólo habría que preguntarse adónde han ido a parar los miles de millones de metros cúbicos que los ríos han arrastrado a lo largo de milenios.

Evidentemente han sido depositados en las respectivas desembocaduras en el mar. Y allí está esperando por nosotros una inmensa cantidad de agregados. Profundos estudios han sido hechos al respecto. Los “granceros” no han ido hasta allí a explotarlos porque prefieren los mangos bajitos y el soborno político, antes que una verdadera inversión capitalista. Revisemos las desembocaduras de los ríos Tábara, Jura, Nizao, Soco, Yuna, Yásica, Sosúa, así como los Yaques del Norte y del Sur donde encontraremos más agregados de magnífica calidad que los que pudiéramos necesitar en 50 años. Además, no puede ignorarse que con cada crecida anual los ríos aumentan su inventario de agregados por lo que es una fuente renovable.

Creo que el Secretario de Medio Ambiente tiene la entereza moral y política para ponerle un PARE al abuso que se está cometiendo a nivel nacional contra los recursos naturales. Ojalá que encuentre el apoyo necesario y suficiente de parte de los funcionarios que, al asumir el cargo, juraron cumplir y hacer cumplir las leyes. Respaldemos el cumplimiento de la ley de medio ambiente reforzando la confianza en un Ministro que, como excepción histórica, parece estar decidido a defender los recursos naturales de este país. La solución al problema es sencilla: sólo hay que cumplir con la ley. Y nada más.

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