Defendamos el patrimonio histórico

Defendamos el patrimonio histórico

JOSÉ R. MARTÍNEZ BURGOS
En 1961 logramos la libertad y abrimos el camino a la democracia, pero perdimos al respeto a la bandera, a nuestros símbolos, a nuestros mayores, a nuestros valores culturales y hasta a los fundadores de nuestra nacionalidad. Estamos, pues, inmersos en una acelerada degradación de la sociedad, tenemos perdido el concepto de lo bueno, y estamos aniquilando todo lo que representa algo de dignidad y peor aún, todo esto sucede ante la mirada desaprensiva de todos aquellos que deberían hacer valer sus autoridad, imponiendo el orden y la disciplina a los que violentan las más elementales leyes por las que se rige toda sociedad organizada y civilizada.

Las cosas han llegado que hasta el lenguaje utilizado en la radio, la televisión y otros medios de expresión, ha descendido al nivel de la cloaca, sin la más mínima consideración para los oyentes, televidentes y lectores de diarios, se ha perdido todo tipo de concepto.

Estamos sumergidos en medio de un lodazal; los que podamos quedar limpios serán aquellos que con el ejemplo que demos a los demás mostremos aún imagen real, buena, sana, recta, transparente y sin dobleces y como dijo una vez un periodista español: » La política que se ha hecho de suburbio desencadena aún situación tabernaria de navaja y fandango. La injuria es como la miel para las moscas, convierte en enjambre los que pueden alimentarse de ella.

La injuria es un mundo hecho de implicaciones sucesivas y su creador no descansa el séptimo día. El sentido de la verdad pierde sus hegemonía y la debilidad del hombre como prueba mas llamativa del ejercicio de la democracia y también como su condición».

O acudimos con sentido común a la más elemental de la razones o veremos esta sociedad totalmente podrida y después serán lágrimas, comentarios y sufrimientos y el tratar huir hacia otras tierras donde el escándalo pueda ser percibido con mucho tiempo de anticipación que los hechos. Por este sendero vamos irremisiblemente hacia una nueva dictadura llena de inseguridad y plagada de arbitrariedades. ¿O será que nuestra joven democracia con solo veinte y ocho años sólo haya procreado amedrentadores que imponen sus dictados? Busquemos la solución cuanto antes.

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