Muchos se preguntan el significado de no haber acompañado en una votación del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) la condena a la cantidad de arrestos, acoso y restricciones arbitrarias que emprendió el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua contra candidatos opositores y contra dirigentes de la oposición. Nosotros pensamos que es una desafección moral que no se justifica desde ninguna perspectiva. Ya que esta desafección moral cometida por Bolivia y San Vicente y las Granadinas, de votar en contra, junto a México, Argentina, y otros pocos países de abstenerse de votar a favor de esa condena, lo hicieron para favorecer a un exrevolucionario que se ha convertido en un miserable dictador.
Pero ese dictador miserable no es descrito así por sus opositores, o por los disidentes, sino por quienes estuvieron a su lado en la lucha revolucionaria contra la dictadura de Anastasio Somoza. Porque los más valiosos guerrilleros de aquella gesta revolucionaria que terminó con la brutal, sanguinaria y obscena dinastía de los Somoza, están alejados de Daniel Ortega desde hace mucho.
Daniel Ortega, comenzó a quedarse solo desde la misma década del 1990, cuando los mejores dirigentes que había tenido el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) empezaron a tomar distancia de él y empezaron a describirlo como una persona corrupta y sedienta de poder, como un hombre que mostraba un envilecimiento feroz y descomunal.
Podemos citar a: Sergio Ramírez Mercado, periodista, abogado y un escritor mundialmente conocido, quien en el gobierno revolucionario constituido el 10 de enero de 1985, surgido de las elecciones del 4 de noviembre de 1984, ejerció como vicepresidente de Daniel Ortega hasta el 25 de abril de 1990 día en el que se constituyó el gobierno surgido de las elecciones del 25 de febrero de 1990 que ganó la Unión Nacional Opositora (UNO) liderado por Violeta Barrios de Chamorro.
También Edmundo Jarquín Calderón, otro de los intelectuales que estuvo al frente del Frente Sandinista de Liberación Nacional FSLN, abogado con maestría en economía por la Escuela Latinoamericana de Estudios Económicos para Graduados de Chile que fuera embajador en México y en España. Y en las elecciones de 1990 en que Daniel Ortega fue derrotado por Violeta Barrios de Chamorro, que era su suegra, ganó una diputación a la Asamblea Nacional por el FSLN.
Y así, muchas de las mejores figuras del sandinismo que jugaron roles protagónicos en la guerra revolucionaria que destutanó la sanguinaria dictadura de los Somoza habían tomado distancia, como les digo, de Daniel Ortega desde la década de los 90. Pues, desde aquella época denunciaban la transformación autoritaria y el envilecimiento de aquel hombre que otrora fue un líder revolucionario.
La ola de arrestos que provocó, inclusive la votación de una condena en el seno de la OEA, mayoritariamente aprobada contra la acción autoritaria y descarada del régimen de Daniel Ortega, una dictadura del presidente Daniel Ortega y la vicepresidente, su esposa, Rosario Murillo. Esta ola de detenciones lanzada previo a una elección tan crucial como la presente, muestra el estado de envilecimiento de Daniel Ortega, porque se trata de un delito político, realizado al descubierto, porque salir a meter presos a los opositores, proscribir a los candidatos opositores en la antesala de unas elecciones presidenciales, es un delito cometido a lo público. Entonces Daniel Ortega se ha convertido en un forajido que perpetra su delito a lo público, sin capucha, sin mascara, sin pasamontañas. Así nomás a “lo cara de vaquero” como decimos acá en el patio.
Además, porque, fíjense algo, la primera detenida fue Cristiana María Chamorro Barrios, una periodista y activista nicaragüense, hija del que fue director del periódico La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal asesinado por la dictadura de los Somoza en 1978 y de la ex presidenta de Nicaragua Violeta Barrios de Chamorro.
Es muy probable que cuando Cristiana Chamorro anunció su postulación a competir por la presidencia, esto le provocara un «déjà vu» o paramnesia a Daniel Ortega, ya que, Cristiana es idéntica físicamente a su madre, Violeta Barrios de Chamorro, la viuda de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, pionero de la lucha del movimiento sandinista contra la dictadura de los Somoza que, como dije anteriormente fue asesinado por aquella dictadura.
Violeta Barrios, su viuda fue quien después de abandonar el directorio del frente Sandinista de Liberación Nacional, por precisamente percibir el giro autoritario de Daniel Ortega, se convirtió en la candidata para las elecciones presidenciales de 1990 que como dije anteriormente lo derrotó en las urnas. Algo impensable. Ninguna encuesta vaticinó que el régimen sandinista encabezado por Daniel Ortega podría perder de Violeta Barrios de Chamorro.
Nadie percibió esta derrota, Daniel Ortega quedó perplejo ante aquel resultado y fue porque algunos de quienes lo acompañaban, lo mejor del sandinismo, lo empujaron a reconocer el resultado favorable a Violeta, porque otra parte, lo que siguieron con él, en su proceso de envilecimiento que estaba por llegar, presionaban para que desconociera el resultado, obviando el escenario electoral. La realidad es que Ortega perdió la presidencia en 1990 derrotado en las urnas por Violeta Chamorro y ahora ve surgir como candidata en las elecciones de este 2021 a Cristiana Chamorro que es igualita físicamente a su madre y esto le provocó un «déjà vu» o paramnesia o algo parecido a una pesadilla que lo hizo entrar en pánico.
Por esto, impulsó las detenciones y la proscripción de esa candidata. Luego siguió la detención de Arturo Cruz, y más detenciones de otros candidatos y otros dirigentes opositores, entre los cuales se presentan dos casos que grafican el grado de envilecimiento de Daniel Ortega, convertido en un traidor de lo que el mismo representó en el pasado.
Porque entre los detenidos en esta racha de detenciones esta, Dora María Téllez, quien, en la guerra revolucionaria contra la dictadura de los Somoza, fue llamada Comandante 2, encabezando el frente occidental y que comandó victorias muy importantes y claves como la caída de la ciudad de León, pues esta caída, significó el comienzo del final para la dictadura de la dinastía Somoza.
Junto a la Comandante 2, Dora María Téllez y Edén Pastora el Comandante 0, estuvo en lo que fue el asedio al Palacio Nacional en Managua, Hugo Torres, otro de los guerrilleros claves y que ahora ha sido apresado por Daniel Ortega. Pero Hugo Torres no solo fue uno de los guerrilleros que ocupó el Palacio Nacional, en uno de los hechos importantes que llevaron a la caída de la dictadura de los Somoza, sino que el 27 de diciembre de 1974 fue integrante de un grupo de 13 guerrilleros del denominado “Comando Juan José Quezada” que asaltaron la residencia de José María Castillo Quant, ministro del régimen de Anastasio Somoza Debayle, tomando como rehenes a importantes miembros del gabinete que se encontraban allí, en una fiesta que utilizó para canjearlos por la libertad de comandantes sandinistas encarcelados, entre ellos, el propio Daniel Ortega.
Y es que, Daniel Ortega, llevaba 7 años en la cárcel de la dictadura somocista y pudo salir libre porque Hugo Torres, se la jugó, es decir se jugó la vida, en una acción temeraria para liberarlo. Pero 4 años después, ese mismo Hugo Torres, se jugaría nuevamente la vida, en una acción audaz para liberar a otros prisioneros sandinistas, entre los cuales estaba Tomás Borges, poeta, escritor y miembro fundador del FSML que más tarde con el triunfo de la revolución sandinista seria ministro del interior.
De manera que, el hecho que, Dora María Téllez, la Comandante 2 y Hugo Torres hayan sido apresados por Daniel Ortega, son las pruebas de la calaña, en la que ha hecho caer el envilecimiento, a aquel hombre, convertido en un dictador miserable a quien ahora mismo han ayudado, entre otros, los gobiernos de Argentina y de México.