Defensa Civil alerta otras casas podrían colapsar en Herrera

Defensa Civil alerta otras casas podrían colapsar en Herrera

En el barrio El Abanico de Herrera, Santo Domingo Oeste, donde una madre y dos de sus hijas fueron aplastadas por una roca y tierra deslizada la noche del jueves, la Defensa Civil identificó ayer otras 14 viviendas que están construidas en lugares vulnerables y podrían colapsar.
Una brigada del organismo visitó el lugar la mañana de ayer, y determinó que las casas son susceptibles de sufrir daños fatales.
El personal inspeccionó el área y la aisló con este letrero: “Precaución. Prohibido habitar. Vivienda evacuada por la Defensa Civil”.
Aunque el rótulo dice que los ocupantes son evacuados, los propietarios no han recibido un plazo para desalojar sus viviendas.
Por eso siguen viviendo allí, a la espera de que las autoridades hagan un censo más detallado y determinen si los van a reubicar.
Lo que sorprende a los dueños es que nunca antes había ocurrido una tragedia similar en el lugar. Por lo demás, están dispuestos a ser reubicados en otras localidades, siempre que reciban viviendas propias.
Su alegato es que llevan muchos años residiendo allí y que sus respectivas moradas les ha costado mucho sacrificio y sudor.
Se trata de un monte cubierto de maleza y casas que forman como una escalera, pues encima de unas hay otras edificadas.
Es más: algunas viviendas son de dos niveles y han sido levantadas recientemente.
María Teresa Pérez Rodríguez lleva 19 años morando en el lugar, y ha logrado construir una casa de dos pisos, donde se siente bastante segura.
Su hija Carolina Silvestre también se siente segura, y vive con cuatro personas más, en una casita dividida en compartimientos.
Otro que se siente seguro es Abraham Ogando Reyes, quien vive con su pareja en una casita techada de zinc. Tiene 16 años en el lugar.
Para Leyriana Montero la situación presenta una cara positiva: ha provocado que las autoridades le presten atención a los lugareños, cosa que antes no hacían.
Vive allí con dos personas más, y carga a su niño de apenas 11 días de nacido. Su vivienda es parcialmente de madera y zinc, pero se siente bien.
Otra vecina es Esperanza Medina, quien lleva ya varios años en el barrio y ha podido edificar un segundo nivel. Le ha costado mucho trabajo y esfuerzo, pero vive conforme.
Uno que no está tan conforme es Leo Mueses, quien vive en la número 93, exactamente al lado de la casita que fue aplastada por una enorme piedra.
Su alegato es que la vivienda no representa peligro, pues está construida en block y, aunque está techada de zinc, no representa peligro alguno.
Además, sostiene que tiene muchos años allí y las autoridades no le han dicho dónde lo reubicarían.
La memoria de la tragedia. Mélida Matos resultó afectada en la tragedia, que mató a su hija Yafreisy y a sus nietas de 7 y 9 años. Ahora solo le queda implorar la ayuda de las autoridades, pues está “arrimada” en la casa de su hijo.

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