Defensa Civil y PN refuerzan labor en  riberas del  Ozama

Defensa Civil y PN refuerzan labor en  riberas del  Ozama

La Defensa Civil reforzó ayer sus unidades de servicios en los barrios de la ribera del río Ozama,  al tiempo que desplazó ambulancias y equipos que pudieran ser necesarios para realizar las evaluaciones y operaciones de rescate en la zona.

Delfín Rodríguez, jefe de Operaciones del organismo, informó que en la ribera del río sólo hay un albergue ocupado, que es la iglesia Divino Niño, de Santo Domingo Norte, donde hay 35 familias refugiadas. En la zona hay un total de  105 albergues disponibles.

La Defensa Civil envió 125 voluntarios a las zonas vulnerables, quienes estuvieron desde temprano en La Barquita, La Ciénaga, El Dique, Los Tres Brazos y otros barrios. A estos voluntarios se agregan otros  de la Cruz Roja y el Cuerpo de Bomberos.

Allí se estima que hay unas 800 familias en condiciones de alto riesgo.

Jefe PN recorre ribera.  Mientras tanto, se desplazaron más de mil agentes de la Policía Nacional para brindar seguridad y asistir en las labores de rescate en las zonas de alto riesgo, a los que se unirán otros  de la  Policía Preventiva, informó el jefe de la institución, mayor general José Polanco Gómez, quien recorrió ayer los barrios más vulnerables del Distrito Nacional,  Santo Domingo Este y Santo Domingo Norte.

Al ofrecer  declaraciones en La Barquita, el jefe policial recordó que durante dos años fue director regional de la PN en la zona oriental y que le tocó colaborar en los operativos de seguridad y rescate de las tormentas Olga y Noel, en el año  2007.

En el recorrido participó, además, el dirigente comunitario Rafael Holguín, quien explicó que los residentes en el área se resisten a abandonar sus viviendas por temor perder sus pocos ajuares, por lo que voluntariamente se desplazan a casas vecinas en las partes más altas del sector. Dijo que los vecinos comenzaron a salir de sus casas  en la tarde del miércoles, al  incrementarse  las lluvias.

Explicó que la gente de  La Barquita está acostumbrada a moverse de sus casas, en especial los residentes en la misma orilla del río, ya que el agua toca sus casas cada vez que llueve en las montañas de Monte Plata y Yamasá. “A veces aquí está el sol que quema, pero el río se mete porque llueve arriba”, declaró el dirigente.

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