Déficit de cuenta corriente de EEUU, ¿por qué es motivo de preocupación?

Déficit de cuenta corriente de EEUU, ¿por qué es motivo de preocupación?

POR MARTIN WOLF
¿Son importantes los déficit de cuenta corriente? Yo he dicho anteriormente que pueden llegar a serlo. El criterio de que estoy equivocado me lo han hecho llegar mediante correo electrónico y cartas publicadas en el Financial Times. Y puesto que los altos déficit de cuenta corriente, que siguen subiendo en EEUU, constituye uno de los rasgos más notables de la economía mundial, decidir si tiene importancia o no tiene cierta significación.

El argumento de que el déficit no tiene importancia se remonta al asalto al mercantilismo de Adam Smith en “The Wealth of Nations”. El objetivo de la actividad económica es el consumo, insistió, no la acumulación. El déficit comercial le permite a un país consumir más de lo que produce. Por tanto, es algo positivo.

Desde un punto de vista técnico, con un costo más bajo de capital del que tendría sin un influjo de capital, EEUU puede disfrutar de niveles de vida más altos. El estándar de vida del resto del mundo también será más alto, siempre que los retornos de sus inversiones en EEU sean mayores, en el margen, que los retornos del gasto en casa. La exportación de capital hacia EEUU del resto del mundo es, por lo tanto, una propuesta en que todos ganan.

Este argumento es correcto, hasta donde alcanza. Pero no va demasiado lejos. Hay tres razones diferentes por lo que uno podría estar preocupado todavía por los déficit: los ahorros en EEUU también pueden caer demasiado bajo; el resto del mundo pudiera estar desperdiciando su capital; y las reversiones de los influjos de capital pueden desestabilizar la economía mundial.

Lawrence Summers, presidente de Harvard y ex-secretario del Tesoro, enfatizó el primero de estos tres puntos en su conferencia Niarchos al Instituto de Economía Internacional* con sede en Washington. Los ahorros de EEUU han llegado a bajas históricas, observó, como parte de producto nacional bruto y neto. Los ahorros nacionales netos (es decir, después de tomar en cuenta la depreciación) andan por el 2% del producto nacional bruto. En efecto, los extranjeros están financiando ahora cerca de tres cuartas partes de la inversión neta de EEUU.

¿Por qué deben importar estos ahorros bajos a EEUU si el resto del mundo está dispuesto a llenar el espacio? La respuesta es que el retorno de los ahorros extranjeros no le pertenece a los norteamericanos, aún si las sumas se invierten en EEUU. Los norteamericanos poseen solo el retorno de sus exiguos ahorros propios. Estos ahorros bajos imponen una limitación a incrementos futuros en sus niveles de vida.

No hubiera sido así si el creciente influjo de capital hubiera elevado la tasas general de inversiones. Pero la contrapartida de influjos de capital más altos ha sido un consumo público y privado más elevado y de ahí los ahorros más bajos, no un alza sostenida en las inversiones netas (o brutas).

¿Por qué han caído tan bajo las inversiones en EEUU? Están operando en esto dos tendencias: primero, un declive prolongado en la porción de ahorros privados en el ingreso nacional bruto y neto; y segundo, grandes oscilaciones en los ahorros del gobierno, la más reciente, el enorme déficit. Puesto que el déficit de la cuenta corriente sobrepasa al déficit fiscal, EEUU está disfrutando en la actualidad tanto los cañones como la mantequilla.

El segundo punto es algo diferente. El resto del mundo le está ofreciendo a EEUU más de un décimo de sus ahorros brutos. Una transferencia de ahorros en esta escala al país más rico del mundo de los que con frecuencia son países mucho más pobres parece algo perverso. Indica que existen grandes ineficiencias en los mercados de capital, en las políticas internas o en ambos.

El tercer aspecto es el riesgo de los retrocesos desestabilizadores de los flujos de capital. Un peligro que no existe. Puesto que el dólar es la moneda clave del mundo y el principal activo de reserva, las obligaciones financieras de EEUU o bien están denominadas en la moneda nacional o son reclamos sobre activos reales cuyos precios son flexibles. EEUU no puede sufrir con los desequilibrios monetarios que han resultado tan devastadores para otros países. Esta es la razón por la cual EEUU es el prestatario de último recurso del mundo.

Sin embargo, el hecho de que EEUU no ofrezca protección contra la depreciación de la moneda exacerba el riesgo a los acreedores. Estos pudieran concluir que EEUU necesitaría una depreciación considerable en la tasa de cambio real si tuviera que vivir con influjos de capital significativamente más bajos. Pudiera necesitar una depreciación considerable, simplemente, para estabilizar el déficit de la cuenta corriente, como una parte del producto interno bruto, dado el deterioro perspectivo en el ingreso neto de las inversiones. Las exportaciones tendrían que subir ahora 50%, si fueran a igualar las importaciones. Si los precios relativos de las exportaciones cayeran también (es decir, si el comercio se deteriorase), el incremento en el volumen de exportaciones necesario para balancear el comercio todavía sería mayor.

Conscientes de lo anterior, los acreedores privados pudieran preguntarse si los retornos en perspectiva sobre los activos de EEUU cubren los riesgos de una exposición que aumenta. Como ocurrió en mercados emergentes, el temor de los retiros de dinero por otros pudiera precipitar una carrera de auto-reforzamiento en la moneda. Sin la intervención masiva de divisas por parte de gobiernos extranjeros en años recientes esto probablemente ya hubiera sucedido.

Entonces, ¿es importante el déficit? El mundo no necesita que EEUU caiga en un enorme déficit de cuanta corriente para balancear los ahorros excesivos en otros lugares. Es más, el país pudiera ser capaz de incurrir en un déficit voluminoso, quizás tan grande como el actual, por siempre. En el corto plazo, el enorme déficit fiscal también ha sido una gran ayuda. Sin él, el sostenimiento de la demanda en EEUU después de la implosión de la burbuja de la bolsa de valores habría requerido un relajamiento monetario sensacional, posiblemente una tasa de interés cero. Esto hubiera podido tener efectos desestabilizadores en el valor del dólar frente a otras monedas flotantes.

Sin embargo, también hay buenas razones para estar preocupados, no solo por la dimensión del déficit de la cuenta corriente de EEUU, sino por su tendencia persistente a subir como parte del PIB. Los estadounidenses deberían estar preocupados por el impacto que tiene en ellos mismos los déficit externos crecientes que están financiando más el consumo que la inversión. El resto del mundo debería estar preocupado por su incapacidad de utilizar sus propios ahorros de manera más productiva. También debería pensar en el potencial de un proteccionismo de EEUU mucho mayor. Ambas partes deberían preocuparse por el potencial de marchas atrás desestabilizadoras en los flujos de capital.

El incremento sostenido del déficit en EEUU ha resultado mejor que la alternativa posible de un bache mundial. Pero el hecho de que la alternativa para lo inaceptable sea lo insostenible debería preocupar a cualquier observador prudente de la economía mundial.

* The United States and the Global Adjustment Process, March

23 2004, www.iie.com
TRADUCCION: IVAN PEREZ CARRION

Publicaciones Relacionadas

Más leídas