Déficit educativo y porvenir

Déficit educativo y porvenir

Si el conocimiento es el motor del progreso, nuestro país está condenado a un porvenir  deplorable, poco promisorio. Es la deducción que puede extraerse del hecho de que, según la última revisión del Plan Decenal de Educación 2008-2018, el Estado  tendría que esperar hasta el 2013 para estar en condiciones de  invertir en enseñanza un 4.25% del Producto Interno Bruto (PIB).

La insuficiencia de la inversión pública en este renglón tiene dos facetas preocupantes, una de monto, cuantitativa, y otra en materia de calidad de la enseñanza. En ambos aspectos es deficitaria la inversión y estamos hablando de convivir con esto hasta el 2013, a pesar de que la demanda de capacidad en todos los sentidos crece de manera exponencial en el mundo de hoy.

   El Gobierno dice que  las cargas que representan los subsidios a la energía eléctrica, el gas licuado de petróleo y el gasoil, así como el pago de servicio y capital de la deuda externa impiden que se pueda invertir lo suficiente en educación. Este argumento contradice el precepto de que es el saber lo que determina el progreso, y contradice, también, el discurso oficial que promueve la idea de crear la sociedad del conocimiento. Algunos de los subsidios actuales solo inciden en la calidad de vida de pequeños grupos. En cambio, mejorar la enseñanza  mediante una adecuada inversión daría plusvalía a la existencia de todos.

Capacitación y oferta  laboral

El mercado laboral del país ha experimentado en los últimos veinte años cambios significativos que se derivan de la apertura comercial, la globalización de la economía y los avances tecnológicos. Es un mercado cada vez más exigente y diverso en el que suelen darse desequilibrios significativos en la relación oferta/demanda.

Nuestras autoridades están en el deber de hacer un inventario sobre la calidad de nuestra oferta de mano de obra, a partir de la demanda actual y de las proyecciones que se derivan de importantes proyectos de inversión pendientes de materialización. Una oferta de suficiente mano de obra calificada es un estímulo para la inversión, tanto extranjera como local. Desde el punto de vista de la emigración, siempre los más calificados tendrán mayor peso específico en materia de remesas desde el exterior a sus parientes en la República Dominicana. Hay muchas razones por las que debemos atender este aspecto.

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