Defiende gasto en investidura

Defiende gasto en investidura

WASHINGTON (EFE).- El presidente de EEUU, George W. Bush, defiende el gasto de 40 millones de dólares en su investidura porque es «la gran fiesta de la democracia», pero hay muchos que critican el dispendio y piensan cómo se podría emplear mejor ese dinero.

La ceremonia de investidura presidencial, como la que se celebrará el próximo jueves en Washington, es lo más parecido que existe a una coronación en un país que presume de igualitarismo y la tradición, ya que no la ley, impone que se celebre con todo lujo de fanfarrias y alharacas.

Pero en esta ocasión las celebraciones coinciden con la guerra en Irak, el maremoto en el océano Indico que ha matado a más de 150.000 personas y dejado más de cinco millones de desplazados, y con el llamamiento a la prudencia del propio Bush acerca del estado del sistema de pensiones del país.

Por ello se han alzado numerosas voces para pedir moderación y que el presidente opte por celebrar su segunda investidura de manera más modesta, para que el dinero que se ahorre se destine a causas benéficas.

Bush ha descartado tajantemente esta opción en una entrevista concedida a catorce periódicos regionales y publicada hoy, viernes.

«La investidura es la gran celebración de la democracia. Va a venir gente de todo el país que van a celebrar la democracia y van a celebrar mi victoria, y me alegra celebrar con ellos», aseguró el presidente.

De una manera similar se ha manifestado el Comité de Investidura Presidencial, el organismo financiado por vía privada que se ha encargado de organizar los festejos, y se ha tomado muy en serio el hacer de esta éstas unas celebraciones muy sonadas.

La presidenta del Comité, Jeanne Johnson Phillips, ha declarado que «somos un país en guerra, por lo que es adecuado que las celebraciones de la investidura no sólo reflejen los grandes sacrificios que acometen nuestras tropas a diario, sino también los ideales tan queridos que hacen de la nuestra una nación tan única».

Aunque el lema de la ceremonia, que abre el segundo mandato de Bush, es «Celebración de la Libertad, Honra al Servicio» y pretende rendir homenaje a los soldados destacados en Irak y Afganistán, la jornada se abrirá con un espectacular desfile a lo largo de los tres kilómetros de Pensilvania Avenue que separan la Casa Blanca y el Capitolio.

Después de la jura del cargo, el presidente asistirá a nada menos que nueve bailes organizados en distintos lugares de la capital, y en los que participarán cerca de 250.000 personas.

De la factura de los fastos, que asciende a cerca de 40 millones de dólares, se harán cargo en su mayor parte una serie de empresas y donantes privados.

A ello hay que sumar millones de dólares que aportará el Gobierno en concepto de gastos de seguridad -el dispositivo será el más estricto de la Historia y costará 17,3 millones de dólares- y del acomodo para el público y los testigos en la ceremonia de jura del cargo y durante el desfile, entre otras cosas.

Por ello, personas como el congresista demócrata Anthony Weiner han pedido que se recorten los gastos y ha citado el precedente de Franklin Delano Roosevelt, quien en su ceremonia de investidura de 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, se limitó a marcar la ocasión con un breve discurso y una frugal cena de ensalada de pollo frío y bizcocho.

Quienes se oponen a lo que alguno ha llamado la «ceremonia de coronación de George Bush II» alegan que con el dinero de la investidura se podrían sufragar vacunas y cuidados médicos para 22 millones de niños afectados por el maremoto en el océano Indico.

El coste equivale a un 10 por ciento del déficit presupuestario estadounidense, que en el último año fiscal batió un récord para colocarse en 412.000 millones de dólares.

Los gastos contrastan con los 33 millones que desembolsó Bill Clinton para su primera investidura y los 23,7 millones de su segunda, cuando EEUU no estaba en guerra, la economía estaba fuerte y el mundo no afrontaba una enorme catástrofe natural en Asia. EFE

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