Degradación humana

Degradación humana

El Departamento de Estado no ha hecho ningún descubrimiento con la parte de su informe sobre derechos humanos que se refiere a las cárceles dominicanas. Por regla general, nuestras prisiones son centros de degradación de la dignidad humana. Las cárceles modelos son simple excepción. Las condiciones de encierro de nuestros presos sobrepasan con mucho los peores castigos previstos en nuestros códigos para los culpables de crímenes. Hacinamiento, superpoblación, falta de higiene y otras características  realmente violan los derechos de los hombres y mujeres acusados o condenados por delitos.

Nuestros avances en materia de reforma carcelaria han sido extremadamente lentos y limitados. Las cárceles modelos resumen lo que debería ser todo el sistema penitenciario pero, como dijimos antes, esas son simples excepciones en la regla. Las injusticias comienzan con las condiciones de encierro y continúan con el trato inadecuado que se da a los presos. El propósito de regeneración conductual, que es el que modernamente se aplica para convertir al delincuente en un ser útil y adaptable a la sociedad, se cambia en nuestro sistema carcelario por el resentimiento. Quienes caen en nuestras cárceles por largo tiempo salen mejor capacitados para las malas artes. La degradación de la dignidad humana envilece al que la padece. Jamás lo regenera.

Hay que socorrer esas poblaciones

El desbordamiento de los lagos Enriquillo, en territorio dominicano, y Azuey, del lado haitiano, ha causado daños importantes en la agricultura y viviendas de comunidades de Jimaní. La situación es dramática para estas poblaciones que viven de lo poco que producen. Estas ocurrencias son poco frecuentes y dignas de ser estudiadas con ánimo de buscar soluciones. Del lado haitiano también ha habido percances.

Las autoridades dominicanas y haitianas en materia de recursos hidráulicos deberían unificar esfuerzos para tratar de atenuar estos efectos. La temporada de lluvias se aproxima y los cursos de agua que alimentan a ambos lagos podrían volverse muy activos. Por lo pronto, hay que socorrer a las familias cuyas viviendas han resultado dañadas y procurar que  las tierras vuelvan a producir. La naturaleza suele soltarle las bridas a sus fuerzas y a veces la inteligencia del hombre le permite moderarlas. Veamos si este es uno de esos casos.

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