Dejad las simplezas y vivid y andad por el camino de la inteligencia

Dejad las simplezas y vivid y andad por el camino de la inteligencia

MARLENE LLUBERES
Muchas son las preocupaciones y afanes que nos invaden mientras estamos en esta tierra, vivimos para satisfacer a plenitud nuestras necesidades, ya sean estas físicas, económicas o emocionales, logrando así tener una apariencia aceptable en el medio en el que nos desenvolvemos, manteniendo el estatus social al cual nos hemos acostumbrado, sin importar lo que esto implique y luchando por cumplir las metas propuestas, tratando de hacer realidad los que han sido, hasta este momento, nuestros sueños y deseos.

Sin embargo, en un instante, acontecimientos inesperados nos hacen entender que sólo son vanidad nuestros anhelos, que  cosas perecederas han ocupado un lugar relevante y hemos dejado lo eterno, lo que permanecerá en nosotros hasta el fin. Frente a esta irrefutable realidad, es necesario que nos detengamos a pensar que la vida es mucho más que aquello que tenemos por delante, es permanecer preparados para que, si llegara el momento en que todo nuestro entorno deje de ser, podamos caminar sobre las aguas, aunque sea un imposible frente a todo razonamiento humano.

Es conocer que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos. Es vivir una vida con propósito, conscientes de que el temor de Dios es el principio de toda sabiduría y el apartarse del mal la inteligencia.

Dios mismo nos dice en las escrituras que es bienaventurado el hombre que lo escucha velando a sus puertas cada día porque el que lo halle encontrará la vida y alcanzará su favor. El nos ha dejado su Palabra para que busquemos en ella la dirección, el consuelo y la fortaleza que necesitamos para enfrentar cada día todo cuanto nos acontezca. Al acercarnos a El, al buscar su presencia nos enseña el camino a seguir y aquello que debemos hacer. Su gracia y misericordia, por

el gran amor que siente por nosotros, no se apartarán, en ningún momento, cuando atravesemos el día malo.

Seamos sabios y conozcamos a Dios, seamos inteligentes y hagamos lo que El nos manda, para que nuestros pies transiten por caminos de paz, no importa las circunstancias, pero no lo hagamos de labios y que nuestro corazón esté lejos del Señor, no sea nuestro temor a El un simple mandamiento de hombres que nos ha sido enseñado, sino vivamos creyéndole, seguros de que el que anduviere en este camino por torpe que sea no se extraviará.

Ensanchemos el sitio de nuestra tienda y las cortinas de nuestra habitación sean extendidas, no seamos escasos, alarguemos las cuerdas y reforcemos las estacas porque es el Señor quien nos dice: “Corrígete para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada”.

Dejemos las simplezas, caminemos por el camino de la inteligencia, porque estrecha es la puerta y angosto el camino que nos lleva a la vida y pocos son los que la hallan. (Mt 7:14)

m–lluberes@hotmail.com

Publicaciones Relacionadas

Más leídas