Dejan a países pobres enredados en un “tazón de espaguetis”

Dejan a países pobres enredados en un “tazón de espaguetis”

POR FRANCES WILLIAMS
EN GINEBRA Y ALAN
Beattie en Londres

Cuando las conversaciones sobre comercio global fracasaron en Cancún en 2003, los delegados africanos y sus partidarios bailaron regocijados en el centro de la conferencia. Pero no hubo señales de alegría entre los miembros más pobres de la organización Mundial de comercio cuando el lunes, Pascal Lamy, el director general de la OMC, anunció una suspensión indefinida de las negociaciones de la ronda de Doha.

Aunque los modelos económicos sugieren que los beneficios directos de una ronda de comercio exitosa tendrían resultados solo para un número relativamente reducido de exportadores competitivos, como China y Brasil, muchos más países en desarrollo tiene motivos para temer las consecuencias de un fracaso.

Primero, y lo más importante, con la disolución de las conversaciones se corre el riesgo de debilitar el sistema de comercio basado en reglas multilaterales y darle un nuevo impulso a la ya compleja red de acuerdos preferenciales de comercio.

Los 250 tratados que ya están operando, duplican el número de hace 10 años, se estima signifiquen más de la mitad del comercio mundial, y el “tazón de espaguetis” de reglas diferentes está haciendo cada vez más difícil el comercio, especialmente para exportadores de los países pobres.

Los analistas del comercio dicen que los acuerdos de comercio bilaterales y regionales permiten a los países comerciales poderosos imponerse a los más débiles. Por ejemplo, Estados Unidos insiste en que los países cumplan con una serie de leyes estrictas que protegen la propiedad intelectual estadounidense de programas informáticos, música y películas, que van mucho más allá de las obligaciones de la OMC. Impidió que Chile utilizara controles de emergencia sobre el flujo de capital que ha sido por mucho tiempo un instrumento entre las herramientas políticas del país.

En su tratado bilateral con Singapur, EEUU incluso logró, en parte, echar atrás una prohibición de la ciudad-estado al chicle, obligando a sus habitantes a aceptar que el chicle estuviera disponible como complemento medicinal.

Segundo, los acuerdos que ya están sobre la mesa ahora pudieran retirarse, incluyendo el “paquete del desarrollo”, armado con muchas penas en la reunión ministerial de la OMC de Hong Kong en diciembre.

Su elemento clave fue el compromiso de las naciones ricas y algunos de los países en desarrollo más avanzados para dar acceso libre de impuestos y cuotas a los productos provenientes de los países más pobres.

Mientras que los diseños existentes que operan la Unión Europea y otros continuarán, EEUU y Japón ahora caerán bajo una fuerte presión interna para que retiren sus promesas.

A pesar de restricciones importantes, estas hubieran aportado beneficios tangibles a algunos países muy pobres, en particular en Asia.

Tercero, la oportunidad de reformar el sistema de comercio global a favor de los países en desarrollo, especialmente para reducir las distorsiones en el comercio agrícola, se perderá.

La UE no se verá comprometida a eliminar todos los subsidios a las exportaciones agrícolas en 2013, como prometió en Hong Kong. EEUU no tendrá que reducir, y hasta pudiera incrementar la cifra de US$19 millardos que gasta en el apoyo interno a los agricultores.

En particular, el acuerdo de Washington en Hong Kong para reducir al mínimo los subsidios al algodón con mayor rapidez y en mayor amplitud que otros subsidios a la agricultura ahora está en duda, en detrimento de los productores pobres de algodón en África.

Y mientras que la mayor parte de los beneficios de la disminución de las barreras proteccionistas hubieran sido para unos pocos países en desarrollo más avanzados, que se esperaba que hicieran algunas concesiones a cambio, muchos, quizás la mayoría de los miembros más pobres de la OMC habrían tenido una “ronda gratis”.

A pesar de que algunos de los países pobres van a salir perdiendo con el desgaste de las preferencias comerciales existentes, en la medida que las tarifas en general se vayan eliminando, es probable que solo un puñado de países se vea seriamente afectado, de acuerdo con el Banco Mundial y otros.

Las países en desarrollo más pobres también van a perder con la suspensión de las conversaciones sobre la limitación de los subsidios a la pesca y la llamada “facilitación”, las medidas que eliminan la burocracia que impide la aprobación de los productos.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

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