FERNANDO RODRÍGUEZ C. 
FERNANDO RODRIGUEZ C.
El cubo de agua fría que acaba de lanzar sobre el país el subsecretario de Estado para la Lucha contra el Narcotráfico, el norteamericano Todd Robinson, al afirmar categóricamente que ni los EE.UU. ni la comunidad internacional irán al rescate de Haití para solucionar la grave crisis de seguridad que padece el país caribeño, debe conducir a la República Dominicana al replanteo de su estrategia frente a una situación que nos afecta directamente.
En adición a estas declaraciones, la Organización de Estados Americanos (OEA) acaba de inaugurar su 51 asamblea virtual en Guatemala con la participación de 34 países sin ni siquiera mencionar el caso de Haití, centrando su agenda en el mamotreto de elecciones que acaba de celebrar en Nicaragua el dictador Daniel Ortega y en los desafíos que afronta el Continente a consecuencia de la pandemia del covid-19.
Mientras la comunidad internacional permanece indiferente a la grave crisis humanitaria que padece el vecino país, la situación tiende a agravarse cada día por el predominio de bandas armadas que han convertido a Haití en tierra de nadie con el colapso de sus instituciones y la amenaza constante de una migración desbordante que tarde o temprano afectará a la República Dominicana.
