¡Déjenle un chin a los peledeístas!

¡Déjenle un chin a los peledeístas!

En el Ministerio de Agricultura incuban un malestar que, de no tratarlo a tiempo, se convertirá en un cáncer que afectará los ambiciosos planes de desarrollo de la agropecuaria nacional anunciados por el Presidente Danilo Medina para su cuatrienio 2012-2016.

Se agrandan con las horas las quejas sobre exclusión de miembros tradicionales del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), mientras – dicen – está en marcha una repartición meteórica de los puestos entre seguidores del influyente senador Amílcar Romero, eje del movimiento Agropecuaria con Danilo (ACODA), que apoyó en la campaña al ahora mandatario. Distribución que tocaría familiares y personas con antecedentes cuestionables en su hoja de servicio.

El actual ministro, Luis Ramón Rodríguez, era hasta su nombramiento, mano derecha del legislador en el Senado, según los informes, aunque también ha trabajado para Medina durante los últimos años.

El movimiento Visión Integral Agropecuaria (VIA), integrado por morados de larga data, no ha sido beneficiado hasta ahora con la repartición de los panes y peces. Y parece que la intención es mantenerlo lejos mientras crecen los rumores de cabildeos en Palacio para que en la importante Dirección de Ganadería designen como máximo ejecutivo a un destacado auspiciador y gestor de recursos de la campaña del opositor Hipólito Mejía: Bolívar Toribio.

El ministro Rodríguez tiene derecho a nombrar a quienes entienda útiles para su gestión. Pero la coyuntura política y el mismo mensaje del Presidente Medina sobre el tratamiento que los funcionarios deben dar a los empleados que hallen en las instituciones, le exigen prudencia y equidad.

De nada sirve que en Palacio haya buenas intenciones para relanzar al sector agropecuario, si durante cuatro años impera el desdén en la empleomanía debido a discriminaciones paridas por el grupismo.

Y desdén, desgano, es lo que se ve venir si no previenen el conflicto.

Está a tiempo el ministro de Agricultura, de evitarse un naufragio cuando apenas comienza a navegar sobre un mar por sí proceloso. Nada pierde y sí gana mucho, si concilia intereses. Y si él no puede gestionar acercamientos vitales, que pueda el Presidente, por el bien de todo el país.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas