Se logró una reducción de la desigualdad social en RD, que fue financiado con deuda porque no era prudente pasar una reforma fiscal en medio de la pandemia

No hay nada tan malo que no traiga algo bueno, y esto también aplica en el caso de la pandemia del Covid 19, pues aunque las consecuencias de la pandemia en salud fueron devastadoras, obligó al Estado a financiar un programa de transferencias monetarias a los sectores vulnerables a la autoridad del Banco Central a inyectar a la economía cuántos recursos monetarios fueron necesarios para mantener a flote la economía, acción fiscal y monetaria que trajo algo bueno: un escalamiento en la reducción de la desigualdad social como no se había visto en otros períodos.

No deja de tener razón Luis Alberto Rodríguez, exviceministro de Hacienda en Colombia, cuando aprovechando una visita al país señaló que entre los puntos luminosos de la República Dominica está el haber duplicado la reducción de la desigualdad social en los últimos cinco años.

Y hemos buscado los datos que lo confirman: El Índice de Gini, que indica mayor desigualdad cuanto más se acerca a 1 , era para el año 2006 de 0.52 (su punto más alto) se había colocado en 0.437 en 2018, pasó a 0.419 en 2019 para acelerar su caída a 0.396 en 2020, a 0.385 en 2021, a 0.375 en 2022 y a 0,378 en 2023 (un ligero aumento con relación a 2022).

Con cifras del 2022, en desigualdad económica, medida por el coeficiente de Gini, República Dominicana muestra el menor nivel de desigualdad en América Latina, con un coeficiente de Gini de 38,5, posicionándose incluso por debajo de países como Uruguay y Chile, que tienen los índices de desarrollo humano más altos en América Latina y el Caribe. En contraste, Brasil es el país más desigual de América Latina.

La situación ventajosa de la República Dominicana se aprecia al observar que durante la última década, el coeficiente de Gini promedio de la región ha fluctuado entre 50 y 52 (de un máximo de 100), lo que indica una preocupante falta de progreso. Aunque se debe señalar que a partir de 2022, el coeficiente de Gini de ALC fue de 49.9, lo que representa una ligera disminución respecto a los niveles prepandémicos, siendo la reducción de la desigualdad en RD de las más significativas.

Pero el financiamiento de los programas que impulsaron el cambio en la distribución del ingreso no fue financiado por un aumento de la presión tributaria ni cayó del cielo. Se nutrió de un aumento de la deuda pública consolidada como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), que se incremento de 53.8 % del PIB en el 2019 a 72.6 % en 2022.

Y ahora se impone bajar esa deuda. Y solo hay una forma de hacerlo, generado un superávit fiscal que permita reducirla gradualmente hasta los niveles prepandémicos. Y esto no se debe hacer sacrificando el progreso logrado con la reducción de la desigualdad social. Debe hacerse con la aprobación de una reforma fiscal que asegure un aumento de la presión tributaria y buen destino para los recursos públicos.