Del carácter invariable del adverbio (II)

Del carácter invariable del adverbio (II)

En la entrega anterior tratamos acerca del carácter invariable del adverbio, diferente a otras funciones del lenguaje, como el sustantivo y el adjetivo, que sufren alteraciones en género y número; y el verbo, forma conjugable en orden de tiempo, número, persona y modo, aparte del empleo especial de la cualidad de la voz activa y voz pasiva.

Reiteramos la observación de don Andrés Bello acerca de que “el adverbio modifica modificaciones”. Por ejemplo: “Es un maestro muy eficiente”.

El adjetivo /eficiente/ concuerda con el sustantivo núcleo /maestro/, y el adverbio de cantidad /muy/ modifica el adjetivo /eficiente/.

Además, el adverbio se modifica a sí mismo: “Eso queda más allá del puente”, donde /más/, adverbio de cantidad, precisa a su “fraterno” /allá/, adverbio de lugar.

Reiteramos, entonces, casos de cierto uso – revisables – en nuestro vernáculo:

a) Peloteros /mejores/ pagados;

b) Actrices /peores/ vestidas.

Pagados, función de adjetivo, se acomoda al núcleo, en género y número. A su vez, la forma /mejores/ que, en el caso sería un adverbio (irregular) empeñado en concertar con el adjetivo. Sucede igual con el uso de /peores/ en el ejemplo b).

Asimismo, el adverbio sabe modificarse a sí mismo: “Habló muy bien”.

Habló es forma verbal, complementada por /bien/, adverbio de modo que, a su vez, es modificado por /muy/, adverbio de cantidad.

Por tanto, este componente oracional no sólo “modifica modificaciones”, sino que, para justificarse, se modifica a sí mismo.

Apreciamos que varias formas gramaticales ajustan, cambian y flexionan en ciertos momentos expresivos o hechos de habla. Sin embargo, nuestro huésped de hoy, en su accionar sintáctico, no altera su morfología.

En consecuencia, nada de manejar plurales en la función adverbial. Nada de funcionarios /mejores/ dotados; ni de beisbolistas /mejores/ pagados, ni de actrices /peores/ vestidas.

Precisamente, porque el elemento que nació para vincularse con el verbo, del (latín adverbium = para el verbo) es un componente, en principio, inalterable.

No obstante, procede una observación. Se dan casos pintorescos del lenguaje –popular o rural– en los cuales el hablante enfatiza: Eso queda más “aca’cito” o más “allá’cito del río”, un uso edulcorado para dar atenta información.

Aparte de esas sutilezas debemos subrayar, dentro del marco del lenguaje:

– Son los funcionarios /mejor/ dotados.

– Nos presentaron los beisbolistas /mejor/ pagados.

– Vimos las actrices /peores/ vestidas.

Estas apuntaciones nos fueron sugeridas por la columna A.M. de la sección Apertura del primero de abril de este 2015, p.2, del Diario Libre, bajo el título “Después del 9-1-1, ¿Qué?”. Allí se habla de los hospitales del país, y se escribió “[… se requiere que las áreas de emergencias sean los mejor/es/ dotados de los hospitales para atender a los pacientes que lleguen en condiciones criticas]”.

Debió escribirse: [… las áreas de emergencias sean las /mejor/ dotadas…].

 

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