Del conuco a la pulpería global:
100 años no son nada para una empresa familiar

<STRONG>Del conuco a la pulpería global:</STRONG> <BR>100 años no son nada para una empresa familiar

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Siempre he pensado que el mercado es un instrumento, no un dogma. Instrumento de bienestar humano y no infalible dogma de eficiencia.

Debido a ese reparo, confieso serias dudas acerca de la invisibilidad de una mano que, según escribiera un filósofo moralista, Adan Smith, interviene a la hora adecuada para regular precios y ensalzar ciertos negocios, redimir otros y condenar a la quiebra eterna a muchos más.

Pero en medio de la crisis financiera del año 2008, el que no crea tanto en la existencia de una mano transparente no significa que me fíe de la palanca estatal. Este mecanismo sólo sale de la modorra burocrática para esparcir y para agravar, en nombre de ideologías populistas, el estado de pobreza de las grandes mayorías; o bien, en medio de la actual falta de ética empresarial, para socializar desfalcos millonarios y quiebras corporativas.

Libre por experiencia propia de ambos extremos, confieso ser un ferviente admirador y defensor de la responsabilidad social en el mercado. Del establecimiento de reglas claras que sean respetadas con rectitud y supervisadas sin borrones ni cuentas nuevas. Y sobre todo, de la práctica empresarial con base en un sistema axiológico de valores.

Justamente, es ese el comportamiento que discierno al leer la segunda de las siete conferencias magistrales recopiladas por José Báez Guerrero en la obra: Cátedras Funglode de Éxito Empresarial, 2008. De conformidad con dicha cátedra, he aquí 10 elementos constitutivos de cualquier comportamiento responsable en el mundo de los negocios:

Primer elemento: la tradición familiar. Reconózcase deudor de quienes lo preceden e instruyeron.

“Los principios enumerados son producto de las enseñanzas de mi padre y de mi tío, quienes supieron inculcarnos las lecciones que han guiado el comportamiento empresarial de sus descendientes y que, conjuntamente con los valores que nos inculcara mamá, nos ha servido de preceptos para nuestra relación con el resto de la sociedad dominicana y el de las sociedades de otros mercados en los que  hemos incursionado.”    

Segundo elemento: el futuro. Redimensione los objetivos de su empresa y hágalos compatibles con un plazo de tiempo superior a lo urgente y a lo inmediato.

“Hemos logrado durante más de 100 años ser un ente activo en la vida nacional. (…) Todos esos logros y nuestra política de recursos humanos, a través de la historia de la compañía, responden a una visión de largo plazo del personal.”

Tercer elemento: colaboradores y empleomanía. Actúe en consonancia con el hecho que el personal es el principal activo de toda empresa.

“Reclutamos con mucha atención a personas con potencial de progreso que capacitamos y desarrollamos sin escatimar esfuerzos. (…) Cuidamos la existencia de un clima laboral de respeto y armonía que favorezcan el crecimiento y la creatividad individual y de equipo.”

Cuarto elemento: socios y relacionados. Aplique la estrategia del ganar-ganar pues, los negocios no son avenidas de una sola vía.

“Cultivamos relaciones de mucho beneficio en la que ambas partes puedan reclamar un logro.”      

Quinto elemento: la propia empresa. Sin la zapata del estricto cumplimiento de las obligaciones no se levanta el edificio de la credibilidad empresarial ni se alojan ahí ciudadanos corporativos responsables.

“Papá les enfatizó a mis hermanos mayores la importancia de cumplir siempre con las obligaciones, protegiendo la imagen y la credibilidad de la familia.. (…) Esta regla la hemos seguido siempre, cumpliendo fielmente toda y cada una de nuestras obligaciones financieras y contributivas, porque entendemos que esa es la conducta que todo ciudadano, individuo o corporativo debe de observar.”

Sexto elemento: el bien común. Aun cuando sea por interés comercial, relativice sus objetivos empresariales y supedítelos al bien de la nación pues, si a ésta le va mal a sus negocios también.

“Entendemos que es la obligación de toda persona y empresa retribuir beneficios a la comunidad que le ha permitido ser exitoso. En atención a ello, tenemos un firme compromiso con la nación que por más de un siglo nos ha hecho una empresa líder al preferir nuestros productos.”

Séptimo elemento: excelencia y servicio al cliente. En un mercado competitivo, haga del cliente un rey.

“Nuestro reto permanente es el saber identificar y responder a las necesidades de los consumidores, conocer a fondo sus gustos y preferencias, y saber qué tan completa es la satisfacción que nuestras marcas le brindan.”

Octavo elemento: uno mismo. Para lograr la excelencia, uno debe por sobre todas las cosas respetar a los demás como a sí mismo, haciéndolo todo cada día con esmero, devoción y entusiasmo.

“Esto lo aprendí de mi tío Herminio, quien decía algo que nos ha servido de lección a todos: Cuando no puedas abrir las puertas del almacén con el mismo entusiasmo del primer día, déjalas cerradas”. 

Noveno elemento: fidelidad. No hay nuevos negocios si esto implica descuidar los nichos de mercado ya atendidos.

“Nos abocamos a reconocer las nuevas oportunidades sin descuidar el mercado conquistado por un determinado producto.”

Décimo elemento: institucionalización. La sostenibilidad del negocio no depende de personalidades prominentes pues, nadie es imprescindible.

“(A mis hermanos mayores les enseñaron) a respetar la institucionalidad del negocio y la humildad con la que debían asumir sus cargos en la empresa y a reconocer el mérito individual sin distinción de ningún tipo.”

Quien nos descubre los diez elementos de la responsabilidad social en los negocios es José León Asencio, presidente de un grupo de empresas que sostiene más de 7,000 empleos directos, genera de manera indirecta otros 100,000 y contribuye con el 10% de todas las recaudaciones del Estado dominicano.

Al aleccionarnos, don José no deja de hacer memoria del origen familiar de sus empresas. Éstas fueron sembradas por su padre, Eduardo León Jimenes, hace poco más de 100 años, en un minifundio de 80 tareas en Don Pedro Guazumal, provincia de Santiago. Pero allí no sembró solamente semillas de tabaco, sino los valores de responsabilidad ética y una arraigada voluntad de “superación continua” que han preservado la unidad familiar y le han permitido a ésta sostener fecundas alianzas estratégicas con grandes firmas internacionales e incursionar en exigentes y competitivos mercados dominicanos, estadounidenses y europeos.

De ahí que el apellido León sea hoy por hoy una marca. Y no obstante, por aquello de que en el mercado al igual que en la vida humana hay cosas más importantes que otras, no se dejan embelesar por dicha realidad mercadológica.

“Un día de verano papá llevó a mis dos hermanos mayores a probarse unos trajes blancos de dril. Eduardo y Fernando se pusieron sus trajes y se pavonearon frente al espejo del sastre como suele ser costumbre de los jóvenes con ropa nueva. Entonces, papá los invitó a acompañarlo a la plantación de tabaco. Al llegar a las siembras, con sus flamantes trajes blancos, les ordenó que recorrieran la plantación. Ambos siguieron al pie de la letra las instrucciones y al concluir su recorrido entre los surcos de plantas de tabaco, los trajes nuevos de Eduardo y Fernando estaban manchados del viscoso líquido que emana la hoja de tabaco.

“Papá les dijo: Esa es la miel del trabajo, no ensucia, enaltece, ámenla como lo hago yo. No es mucho lo que les dejo, pero si trabajan siempre unidos, con seriedad y con el favor de Dios triunfarán”.

Lección aprendida ésta relativa al valor del trabajo y a los trajes que compra el dinero. Por eso, alejados de las nefastas manipulaciones del mercado, “a menudo hay que hacer un alto y revisar si estamos poniendo en riesgo aquellas cosas que el dinero no compra y que son las verdaderamente esenciales”.

Las frases

“Nuestro reto permanente es el saber identificar y responder a las necesidades de los consumidores, conocer a fondo sus gustos y preferencias, y saber qué tan completa es la satisfacción que nuestras marcas le brindan.”

“Reclutamos con mucha atención a personas con potencial de progreso que capacitamos y desarrollamos sin escatimar esfuerzos. (…) Cuidamos la existencia de un clima laboral de respeto y armonía que favorezcan el crecimiento y la creatividad individual y de equipo.”

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