En algún momento pudo creer que estaba en el país de las maravillas donde no faltaba nada o muy poco por hacer para el bienestar y felicidad de este pueblo, dada la increíble espontaneidad y condescendencia de los funcionarios gubernamentales al responder temas tan graves y preocupantes como los que motivaban su primera visita a República Dominicana.
Pasado ese instante de emotividad, contrastada la visión oficial con los hechos reales, debió pensar que el gobierno era como una especie de máquina trituradora de papeles inútiles donde irían a parar particularmente las propuestas de reformas democráticas de la sociedad civil, previamente consensuadas por los partidos políticos y sus dirigentes, la jerarquía católica y los empresarios, relegadas por los intereses del gobierno de turno, o convertidas en letra muerta una vez aprobadas por ley, incluyendo la Carta Magna una hoja de papel, como definiera Ferdinand Lasalle hace montón de años, en la práctica desconocida y reciclada como ineficaz garantía de los derechos, las aspiraciones y necesidades insatisfechas del pueblo soberano.
La conocí en un encuentro informal como invitada especial de Participación Ciudadana en la residencia de nuestros anfitriones Juan Bolívar y Adita, donde fuimos informados por nuestro Coordinador General, Francisco Álvarez, sobre los hechos, las impresiones y los resultados de los temas tratados acorde con el protocolo elaborado por PC y Transparencia Internacional, con énfasis en los niveles de corrupción e impunidad y transparencia en la gestión pública que colocan al país en los más bajos escalafones regionales y mundiales, de acuerdo con estudios técnicos promovidos por Transparencia Internacional en los últimos años.
Huguette Labelle, Presidenta de Transparencia Internacional, luchadora tenaz, infatigable defensora de la Democracia, de mirada profunda, hablar claro y buen decir, de sonrisa tierna que no oculta su recia personalidad insobornable, había agotado, en apenas dos días, una intensa jornada de trabajo: 14 encuentros con los más conspicuos funcionarios de la nación: el Presidente del Senado de la República, el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, el Procurador General de la República, la Titular de la Cámara de Cuentas, los principales candidatos presidenciales, dirigentes de partidos, empresarios y entrevistas concertadas con importantes medios de comunicación, entre los que se destacan el Grupo Corripio del periódico Hoy, y Alicia Ortega en el Informe.
En todo momento resaltó la necesidad de romper con la impunidad, y con la cadena de corrupción, señalando que tan responsables son los funcionarios corruptos como los empresarios corruptores, enfatizando la necesidad de adoptar códigos de ética y mecanismos de supervisión que permitan mantener al empresariado al margen de prácticas corruptas, y la necesidad de que Participación Ciudadana participe en la observación del proceso electoral como siempre lo ha hecho.
Las respuestas espontáneas y complacientes recibidas de los funcionarios gubernamentales responsables de los compromisos sociales y políticos asumidos por el Estado dominicano con la nación, pudo hacerle creer que estaba en el país de las maravillas donde no faltaba nada o muy poco por hacer para el bienestar y la felicidad de este pueblo olvidado.