Del “Eje del Mal” a un gran negocio

<p>Del “Eje del Mal” a un gran negocio</p>

Comentario Editorial
Las conversaciones de seis países auspiciado por China produjeron finalmente un acuerdo detallado, si bien preliminar, que señala a la gradual eliminación del programa nuclear de Corea del Norte. Después de la sesión de regateo más reciente, de 6 horas de duración  entre funcionarios de Estados Unidos, Japón, Rusia, China y las dos Coreas, el régimen de Kim Jong-il ha prometido cancelar sus programas nucleares a cambio del reconocimiento diplomático, petróleo y otros tipos de ayuda.

Los escépticos -y hay muchos de estos en EEUU y Japón- señalaran que esta no es la primera vez que Corea del norte ha llegado a un acuerdo semejante. Un arreglo entre EEU y Corea del norte en 1994 se volvió nada al final, después que EEUU acusara a Pyongyang de continuar un programa secreto de enriquecimiento de uranio al mismo tiempo que suspendía sus planes de construir armas basadas en el plutonio.

Sin embargo, todo cambió en octubre pasado, después que Corea del Norte detonara su primer artefacto nuclear, dando nueva urgencia a las vacilantes conversaciones. El presidente George W. Bush, quien rotuló a Corea del Norte en el segundo año de su primer  mandato como parte del “Eje del Mal”, ahora dirige una administración tan deseosa de llegar a un compromiso con este régimen estalinista residual, con la misma intensidad

con que su primer equipo quería enfrentarlo.

Y el centro del acuerdo multilateral del martes constituye un “gran negocio” entre EEUU y Corea del Norte, arbitrado por China. Todas esas toneladas de petróleo pesado no son ni la mitad de lo importante que resultan las conversaciones entre Washington y Pyongyang encaminadas a “las relaciones diplomáticas plenas”; que EEUU deje de continuar considerando a Corea del Norte “un Estado que patrocina el terrorismo” y la intención de negociar por separado una paz permanente en la península coreana.

El sugerente acuerdo -mientras que sigue siendo tentativo y f´ragil- se construye para mantener el impulso, garantizar la presión multilateral, y aportar recompensas regulares para el abandono progresivo de todas y cada una de las fases del programa nuclear de Corea del Norte. Christopher Hill, el negociador de EEUU, manejó hábilmente no solo con el enemigo norcoreano de Washington, sino con China y Rusia, sus grandes potencias rivales, y Corea del Sur, su singular aliado. Sin embargo, persisten algunas interrogantes importantes. Una diferencia clave del acuerdo negociado por la administración Clinton en 1994 (Agreed Framework) –tan desacreditado por el equipo del primer mandato de Bush- es que Pyongyang ahora tiene la bomba.

A partir de ahora, cada etapa de las negociaciones va a resultar cada vez más duro.

Segundo, si EEUU puede tratar con Corea del Norte, que tiene la bomba, ¿pudiera lograr otro gran negocio con Irán que, hasta ahora, no la tiene?

Tercero: ¿fue finalmente China quien persuadió a corea del norte para que acogiera el acuerdo?, y por lo tanto, ¿es que china puede utilizar su creciente influencia para resolver otros problemas internacionales?

Y por encima de todo, ¿tiene Kim Jong-oil, el “Querido Líder”, realmente, la intención de poner en vigor el borrador del acuerdo al que sus representantes acaban de llegar en Pekín? Solo si lo hace, se recordará el día del 13 de febrero como una piedra millar en la batalla contra la proliferación de las armas nucleares.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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