Más allá de lo anecdótico, siempre presente en un pueblo tan dicharachero como el dominicano, o del debate sobre libre empresa y restricciones horarias que ha provocado el intento por parte de un agente policial de cerrar una barbería porque operaba a la una de la madrugada, hay otras cuestiones que están sobre la mesa que, cono consecuencia de ese episodio, no debemos pasar por alto porque está en juego algo tan importante en una democracia como el Estado de Derecho.
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Sobre ese exceso de autoridad llamó ayer la atención el partido Fuerza del Pueblo y su Secretario General Angel Florián, quien advirtió que las declaraciones del Director de la Policía, el mayor general Ramón Guzmán Peralta, sobre su derecho a cerrar barberías y salones de belleza que operan en horarios nocturnos constituyen una señal peligrosa para el Estado de Derecho y las garantías constitucionales que deben prevalecer en el país. Pero mas preocupante todavía es que el propietario de esa barbería, ubicada en el sector Valiente de Boca Chica, denuncie que el agente del orden que intentó cerrar su negocio utilizó fotografías de bebidas alcohólicas de otros establecimientos para vincularlo con actividades ilícitas.
Ya sabíamos, porque los periódicos están llenos de denuncias de ese tipo, que en nuestros barrios los agentes policiales se toman la libertad de plantarle drogas a los jóvenes para luego extorsionar a sus familias, que tienen que salir a buscar dinero donde no hay para que se los entreguen, y por eso muy pocos dudarán de la veracidad de la denuncia del joven barbero. Denuncia que, para nuestra desgracia, no pasará de ahí, porque si el propio Director de la Policía desconoce los alcances y límites de las leyes que debe hacer respetar poco hay que hacer en ese caso, salvo esperar que los vientos de la cacareada reforma policial, muy tímidos todavía, acaben barriendo con esa clase de comportamientos, que cuando no inspiran miedo provocan vergüenza.