Del pesebre de Belén a nuestros portales electrónicos

Del pesebre de Belén a nuestros portales electrónicos

Ahora que suponemos al Presidente Fernández regodeado con el tratamiento dado por las Naciones Unidas a su iniciativa contra la especulación financiera internacional atentatoria con la disponibilidad de alimentos para la humanidad, es de esperar que esmere su empeño en desmantelar la especulación financiera doméstica que su gobierno ha montado; acción imprescindible para convertir nuestro aparato productivo en  un gran pesebre que sirva para mejorar la alimentación de esa más de la mitad de dominicanos que el “Informe de Desarrollo Humano” para el 2011, elaborado por el PNUD, consigna afectado por la línea de pobreza.

Con ello efectuaría el mejor regalo que pudiera dar un gobierno a sus gobernados en recordación de quien naciendo en un pesebre para servir, a sabiendas, de luz del mundo, e inspirar paz en los hombres de buena voluntad, recurrió al verbo para imprecar sepulcros blanqueados y al látigo para expulsar mercaderes de su Templo.

Esa especulación financiera fomentada por el gobierno dominicano se materializa a través de las elevadas tasas de interés que paga por los valores emitidos por el Ministerio de Hacienda para captar recursos frescos y destinarlos a cubrir los déficits en sus resultados presupuestarios; como en las que paga el Banco Central para contener el dinero en circulación para evitar presiones cambiarias que atenten contra la “estabilidad macro-económica alcanzada”, de la que tanto se vanaglorian, aun cuando estas presiones provienen, además del déficit fiscal, de la cuenta corriente de la balanza de pagos originadas por importaciones crecientes para satisfacer nuestras necesidades.

En el portal electrónico del Ministerio de Hacienda y en las de entidades financieras aparecen diariamente anuncios y propagandas, incluso publicadas en páginas de periódicos nacionales,  que sitúan dichas tasas en el orden del 17%; tasa de interés que invita a los tenedores de recursos a efectuar inversiones rentistas en lugar de inversiones reales en nuestro aparato productivo que permitan  llenar el pesebre alimenticio que constituye nuestro territorio para nuestra población.

Incluso el sistema bancario nacional le presta al Estado un 50% más de lo prestado a la agricultura. Al mes de septiembre, los bancos le habían prestado al sector público RD$36,354millones, mientras a la agricultura le prestaba RD$24,123 millones.

Y el Estado, a través del BANRESERVAS presta dinero para financiar vehículos importados a tasas  equivalentes a la mitad de las que paga por disponer dinero fresco. En otras palabras presta barato y toma dinero prestado caro.

Todo ello evidencias de especulación financiera doméstica que va dejando a nuestra producción nacional huérfana de recursos mientras estos van llenando los portales financieros.

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