Sumida en una grave recesión por causa de operaciones financieras que burlaron ética y principios, y afectada por una merma del prestigio internacional de su país, la sociedad de los Estados Unidos eligió presidente a un hombre que ha expuesto su intención de rescatar la confianza, valores y méritos, y hacer más horizontal la relación entre el progreso y los deberes.
En el proceso que fue rodeando a Barack Obama de un consistente respaldo, sólo unas minorías se detuvieron a observar que una piel oscura, una negación del red neck, cubría al autor de este discurso que encajó en las aspiraciones de esa sociedad.
Para algunos la esencia del fenómeno Obama parecería radicar en que lo ha encarnado alguien con pigmentación oscura. Sin embargo, la votación demuestra que han sido los principios predicados y practicados por este hombre lo que ha impactado en una sociedad cansada del uso de la mentira para manipular su voluntad electora, y para justificar la aniquilación de civiles e inmolación de soldados estadounidenses en el exterior. La promesa de una distribución más equitativa del bienestar y los deberes, rescatar el prestigio perdido y retomar valores y principios abandonados caló lo suficiente para volcar la preferencia hacia este hombre cuyo brillo impidió considerar la pigmentación de su piel como factor a tomar en cuenta. Ahora Obama tiene un gran compromiso.
Apagones financieros
El apagón financiero sigue siendo motivo de tormento para la vida económica del país. Como siempre, la causa tiene sus orígenes en que uno o varios de los actores del negocio eléctrico incurrió en falta de pago. En esta oportunidad se atribuye al Gobierno una deuda considerable y una aparente falta de recursos para pagar. Esto habría obligado a los generadores a apagar sus plantas.
No se entiende cómo el Gobierno pudo acumular una deuda que ahora no puede saldar, pues se ha debido tener en cuenta que la electricidad es un bien vital para la economía en todos los sentidos. Se ha hablado inclusive de que el Gobierno asumiría una deuda para pagar al sector eléctrico. Debería haber una explicación sobre esta aparente iliquidez que se transforma en apagones. El desplome del sistema eléctrico tiene componentes injustificables y las soluciones coyunturales que siempre se buscan en estos casos dejan mucho que desear.