Del progreso al «deme algo»

Del progreso al «deme algo»

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
La gran discusión en Valle Nuevo, Constanza, por el año de 1997, era el asunto de la siembra de papas, flores, repollo y otros rubros en unas tierras sobre las que el agua corría arrastrando pesticidas para ir a caer a los nacientes de los ríos Nizao, Yuna, Blanco, Pantufla y otros no menos importantes.

Años antes, Balaguer había ordenado sacar a todo el que había construido residencias veraniegas y a los que tenían cultivos en Valle Nuevo. Pero luego, las autoridades «reautorizaron» asentar cultivadores en lo que es una reserva científica, desnaturalizando así el área.

Cuando asentaron a los grupos de «campesinos», el entonces representante del Estado ante el problema -hoy vinculado a un doble crimen junto al diácono aquel- dijo que esos campesinos «regresaban a la tierra que los vio nacer», cuando en realidad no eran más que peones que habían venido del sur tras la depredación del bosque de montaña.

La cosa es que todo se propagandizó con el anuncio de que había que darle paso al progreso, que había que sacrificar parte de la reserva científica de Valle Nuevo para el bienestar de la gente, que en lo adelante la gente viviría superbien en Valle Nuevo y Constanza, que los niños tenían asegurado el futuro, etcétera, etcétera.

Pues ahí los están viendo ustedes. Esos niños en medio de la carretera que lleva a Valle Nuevo están viviendo en estos momentos el futuro que les auguraron aquellos que ocuparon las tierras de Valle Nuevo, y todo lo que han aprendido es el «deme algo» con que se lanzan frente a los vehículos, primero plañideramente, luego casi desafiantes.

Son niños y niñas creciendo en medio del veneno de los pesticidas, yerbicidas, fungicidas y todos los biocidas utilizados por sus padres y por ellos mismos, algunos como ayudantes, en las plantaciones de Valle Nuevo, viviendo ya el futuro de gloria que les auguraron aquel día en que condenaron los bosques a la tala en nombre del progreso.

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