Del tiempo electoral

Del tiempo electoral

La vida humana parece estar dividida en épocas, estaciones, temporadas. Inviernos y veranos son estaciones distintas y opuestas, a las que nos adaptamos por razones astronómicas. Los arqueólogos e historiadores nos han convencido de que hubo edad de piedra, de bronce, etc.; estamos acostumbrados a hablar de épocas antiguas y modernas. Hasta los niños tienen agendas “de temporada”. En mi niñez había: tiempo de trompos, tiempo de bolas, tiempo de chichiguas. La clase de juegos variaba “estacionalmente”, como si se tratara de frutas: mangos, naranjas, melones, con periodos regulares de cosecha y comercialización. Los escolares pasan por tiempos de exámenes y tiempos de vacaciones.

Los adultos separan horarios de trabajo, de descanso, de “intercambio social”. También las empresas tienen épocas de cierre de operaciones, de pago de impuestos, de inventarios. Los pueblos celebran fiestas patronales, tiempos de carnaval; o sufren las campañas electorales, las huelgas de transporte, las manifestaciones “contra esto o aquello”, las congestiones del tránsito. De todas estas cosas, la peor es una campaña electoral. Es un tiempo de insultos y baladronadas, donde todos compiten por el Gran Premio de la Necedad. Algunos energúmenos amenazan con “desnudar funcionarios, para darles pelas con correas que les despellejen el culo”. En las redes sociales de “Internet” circulan opiniones desquiciadas.
Una fotografía del Presidente Medina, acompañado de la imagen de Hitler, se publicita en estos momentos, con la advertencia de que la foto “es falsa”; que con su difusión se intenta “desacreditar a Hitler”. El exceso contra el Presidente se disimula haciendo pasar el asunto como “un chiste”. Las bocinas de los carros de campaña, a un altísimo volumen, atruenan las calles con música que puede dañarnos los tímpanos. Es lo de siempre. En tiempos de Balaguer las patanas fueron tan ruidosas como ahora.
Así como en otoño los árboles pierden sus hojas y en primavera florecen, en tiempos electorales podemos ver toda clase de actitudes humanas. Desde el triste y penoso “striptease” de aquel político que se arranca las hojas de su vergüenza, hasta el valiente ciudadano que se atreve a decir verdades “como flores”, en el momento en que casi todos mienten. Es un tiempo difícil e ingrato que pasará pronto. Vendrán enseguida “tiempos protestatarios”.

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