Delia Blanco “El premio me hace sentir más dominicana”

Delia Blanco “El premio me hace sentir más dominicana”

Delia Blanco es una intelectual transparente, intensa, incansable, aguda, apasionada, que defiende con dignidad y firmeza su implicación, pasión y militancia por la República Dominicana.

Con vigor y dignidad, asume la defensa histórica de Aimé Césaire, poeta, dramaturgo martiniqueño, reconocido como una de las figuras fundamentales de la poesía moderna en lengua francesa, artífice del concepto de negritud y de la herencia ancestral con Africa.

Mujer de libre decisiones, coherente, esta prestigiosa dama refleja sensaciones y sentimientos en su quehacer cotidiano: el carácter enérgico, cultivado a través de largos años de trabajo intenso, y la sencillez, dulzura y gentileza que transmite cuando se conversa con ella.

Aunque de origen francés, Delia Blanca es una auténtica dominicana. Esta nación caribeña, que ama y defiende con uñas y dientes, la acogió como ciudadana en el 2008. Ha ganado amigos que la admiran y respetan.

“La dominicanidad es para mí un valor cultural que distingo dentro de la caribeñeidad, que es mi campo de investigación. Pienso que no debe haber multiculturismo ni diversidad caribeña, sin considerar la dominicanidad, que ha sido muy soslayada por mucho tiempo”.

Desde los años 80 ha organizado eventos internacionales con una representación sostenida de la República Dominicana.

Es una mujer incansable y lleva una vida saludable y organizada. Despierta en la madrugada, a su hábito preferido: la lectura, a la que dedica entre cinco y siete horas al día “que nadie, absolutamente nadie me la quita”. Igualmente, Delia disfruta entre 60 y 120 minutos de ejercicios físicos, preferiblemente caminatas.

“No salgo de noche, muy poco. Casi nadie me ve en recepciones, inauguraciones ni cocteles. No soy una intelectual que está en la farándula ni en la representación, voy puntualmente a las cosas. Al pan, pan y al vino, vino”.

Sus vínculos con la República Dominicana son fuertes, indestructibles. Su trabajo en este país, intelectual, variado, se remonta a 1978-79, hasta la fecha.

Desde 1978 tiene presencia en los medios de comunicación del país. Ha sido colaboradora de los desaparecidos matutinos El Sol y El Siglo; matutino Listín Diario, Revista Rumbo, Revista Global y el periódico HOY. Actualmente produce dos programas de radio: “Francofonías” en Movimiento y “Caribe Somos”.

Delia tuvo la suerte de vivir en los años 70 en París, con todo lo que para ella fue un clamor de las utopías y de los sueños de la revolución de mayo del 68. Allí conoció a muchos intelectuales y políticos dominicanos en el exilio, entre ellos Víctor Livio Cedeño, Porfirio Hernández y Luciano Castillo “quienes fueron mis canchanchanes universitarios en París y que después se hicieron profesionales aquí y me enseñaron lo que era República Dominicana en su transición democrática”.

“Yo soy el resultado de lo que es la coyuntura y de lo que es la historia de la humanidad en los procesos históricos”.

Afloran recuerdos inolvidables. La emoción la embarga cuando menciona a Maximiliano Gómez y Miriam Pinedo. Un leve estallido de sollozos obliga a una ligera pausa.

Miriam Pinedo, militante del Movimiento Popular Dominicano (MPD) fue asesinada en Bruselas, en 1971, donde también fue asesinado Maximiliano Gómez (El Moreno), dirigente del MPD. Estos crímenes nunca fueron aclarados, aunque se atribuyeron a la CIA.

“Eso dejó en mí un compromiso y me dije: yo quiero conocer esa tierra, yo quiero comprender. Eran años en que Europa estaba envuelta en Cuba. Todo era Cuba. Y de la parte francesa todo era Haití. No se sabía nada de República Dominicana”.

Delia agradece al extinto Franklin Franco haberla ayudado a comprender lo que era la estratificación social dentro de la estratificación racial “y así empezar a comprender cómo funcionaba la sociedad dominicana”.

El premio. “Cuando me llamaron para comunicarme que había ganado el premio, me sentí emocionada porque el Caonabo de Oro es el premio que yo admiro desde hace muchos años porque en su historial tiene muchos nombres de personas por quien yo siento respecto y admiración.

El hecho que doña Marianne de Tolentino me llamara para comunicarme que había ganado el premio, me ha probado que hay una coherencia en el tiempo dentro de la diversidad, porque ningún intelectual es igual.

Sentí un gran compañerismo intelectual cuando Marianne me lo dijo. Eso me hizo sentir bien. Ella ganó el premio el año pasado y eso me llenó de satisfacción. Algo más me hizo sentir bien, y es que voy a compartir el premio con Margarita Cordero y Manuel Mora Serrano, dos personas a quienes yo respeto muchísimo.

Es un premio profundamente dominicano y distingue a personas que han defendido la dominicanidad en su más alta dignidad. El premio me hace sentir más y mejor dominicana. Es el sentimiento que he tenido. Sentí la misma emoción que cuando canté el Himno Nacional ante la Bandera Nacional cuando me entregaron la nacionalidad dominicana”.

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