Delimitación sin el respaldo de medidas administrativas. La reafirmación de que la isla Hispaniola está compuesta por dos repúblicas separadas por una línea más imaginaria de la cuenta y puesta en mapas para indicar 380 kilómetros de largo seguirá postergada aunque a mediano plazo cobrará apariencia física en tramos de valla de tejido metálico.

Poco se ha estado haciendo para moderar los efectos de las desigualdades entre Haití y República Dominicana a través de la ficción separadora que hace del lado oriental opción fácil para venir a ganarse la vida, dar a luz y trasvasar ilicitudes por donde solo deben ocurrir intercambios comerciales y de viajeros formales y de la mutua conveniencia.

La información de que solo 31 mil ciudadanos haitianos son residentes aprobados en el país expresa déficit de controles sobre el borde fronterizo a pesar de la enormidad de gastos para vigilar y poner contención a migrantes y a los flujos de contrabando.

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Es lógico asociar la excesiva presencia de extranjeros con la expedición masiva de visas para estadas transitorias que generan abundantes ingresos a señores favoritos del Estado. Se facilita así el lucrativo ir y venir que deriva en asentamientos sin derechos para la mayoría de quienes optan por dejar atrás el atraso y pobreza que reinan en la cercanía.

Si no se arrecia la regulación de contrataciones de mano de obra extranjera ni racionalizan los visados, persistirá el éxodo de siempre por infranqueables que parezcan los segmentos de verja.