Delincuencia

Delincuencia

La delincuencia ha cobrado cuerpo y la seguridad de los ciudadanos ha mermado sensiblemente.

Los actos de raterismo y los asaltos a personas que resultan despojadas de pertenencias están a la orden del día.

Las víctimas predilectas de los rateros son las mujeres, sobre todo aquellas que llevan consigo carteras relativamente grandes o exhiben muchas prendas.

Los delincuentes, preferentemente, actúan en pareja y las motocicletas se han convertido en una especie de herramienta de trabajo que facilita la escapada.

Estos malhechores se han multiplicado en número y representan un serio reto para las autoridades, pues sus acciones son generalmente rápidas.

En muchos barrios capitalinos y comunidades del interior la delincuencia se manifiesta en múltiples vertientes, todas ellas preocupantes.

Ciertos barrios son desde hace tiempo territorio de nadie y los delincuentes se adueñan de sus calles desde que empieza a caer la tarde.

Una nota muy preocupante es que muchas bandas reclutan menores de edad para que se introduzcan en viviendas o para que arrebaten pertenencias.

Las bandas de delincuentes se han multiplicado a pesar de que la Policía ha hecho esfuerzos por tratar de contrarrestar este crecimiento. Se entiende que las precariedades han limitado seriamente la efectividad policial, lo que está siendo aprovechado por la delincuencia.

En semejantes circunstancias, cada ciudadano debe tomar sus precauciones para tratar de no ser víctima de asaltantes y rateros, por lo menos hasta que las autoridades puedan dar una respuesta adecuada, acorde con la situación.

[b]Indultos[/b]

Se aproxima el 160 aniversario de la independencia nacional y esto obliga a retomar el tema de los indultos.

En el pasado reciente se ha favorecido con el perdón a personas que no lo merecían. Se ha puesto en las calles a criminales que jamás merecieron el perdón y que poco tiempo después de haber sido indultados se vieron involucrados en nuevos actos de criminalidad, como es el caso de Raúl Martínez Medrano -alias Lin- quien cinco días después de haber sido indultado ya andaba involucrado en el secuestro del empresario Jesús Javier Aracena y su amigo Gelson David González Valdez. El indultado fue muerto por una patrulla policial a la cual, según la Policía, enfrentó a tiros.

Ya Antes se habían cometido ligerezas similares al poner en libertad mediante indulto a personas que bajo ningún pretexto calificaban para tal beneficio.

En las cárceles del país frecuentemente hay personas enfermas, a veces con patologías terminales, así como ancianos y mujeres que bien podrían calificar para ser beneficiadas con el indulto. Hacia gente en esas condiciones deberían dirigir su atención las autoridaders encargadas de seleccionar a los presos a ser indultados.

Esperamos que en esta oportunidad se actúe con mayor celo para evitar que sean recomendadas para fines de indulto reclusos que no reúnan las condiciones necesarias para merecer el perdón.

No se puede permitir que un instrumento humanitario como el indulto continúe sirviendo como medio para acciones tan turbias como la excarcelación de gente que merece castigo por sus hechos y peligrosidad.

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