Es una anécdota recurrente la condena del famoso Al Capone que solo pudo ser llevado tras las rejas por evasión de impuestos y no por sus múltiples y brutales delitos. De ahí el criterio de que en Estados Unidos no se puede jugar con delitos fiscales. En realidad, es cierto, ya que se entiende que es una falta, además de legal, moral por la indolencia social que supone. Sin embargo, en la medida que en las sociedades opulentas han emergido las “indelicadezas” de potenciales grandes contribuyentes ha surgido la explosiva evidencia de que no parece ser igual para todos. Era un sólido argumento del contrincante de Hillary, Bernie Sanders. Los republicanos tradicionalmente son abanderados de reducir los impuestos a los ricos para que, supuestamente, aumenten las inversiones, por más que la praxis social ha demostrado que no hay una correspondencia proporcional entre lo que se invierte y lo que se atesora y se consume.
Se ha destapado cómo las grandes multinacionales no solo disfrutan de los beneficios legales que les regalan sino que, siempre insatisfechas, recurren a subterfugios legales para seguir evadiendo y engañando al fisco. Descubriendo la proporción del “agua tibia” – quizás llegue a merecer un Nobel – la Comisión Europea ha sancionado a Apple a pagar 13 mil millones de dólares de impuestos no pagados al refugiarse en Irlanda para pagar menos del 1% de tributos. Por supuesto que no es ni el único caso ni el único sistema fiscal tan benigno. Ahora la Unión Europea quiere enfrentar el problema promoviendo la adopción de una norma legal que desde hace cinco años está diseñada pero pendiente de introducirse porque varios socios se oponen. Es lo que generalmente sucede cuando multimillonarios dirigen países.
Urge a la UE controlar los acuerdos secretos entre multinacionales y agencias tributarias – conocidos como tax rulings – para pagar menos del 1% de impuestos. Después de prácticas bien conocidas y generalizadas ahora quieren regular el “comercio cautivo” que mueve precios entre filiales, según convenga, para mover las ganancias adonde se pague menos impuestos. Por años algunos han estado bloqueando esas medidas liderados por Irlanda y el Reino Unido. Comisionados aseguran ahora que “tienen que pagar donde hacen caja”. De cualquier forma no nos hagamos muchas ilusiones, a los que se tiene en el objetivo es a las empresas con operaciones de más de 750 millones, las demás pueden seguir gozando. Obviamente el principal grupo de empresas estadounidenses ha puesto el grito en todos los cielos e infiernos con vaticinios, de siempre, de que ello reducirá las inversiones en Europa. Parecería que ha puesto sus “barbas en remojo” al ver “arder” la de sus vecinos, ya que en Estados Unidos están coyunturalmente ante el dilema de seguir encubriendo y protegiendo a los grandes o hacerles pagar lo que deben. La ciudadanía está irritada.
“Queridos amiguitos”, como se decía en un programa de comedias silentes que se pasaba en Cuba hace unos años, esto no ha terminado, esperemos para ver si termina en comedia o en un drama real y consecuente. Volveré sobre el tema.