Delincuencia, PN y Poder Ejecutivo

Delincuencia, PN y Poder Ejecutivo

La delincuencia es un fenómeno que crece en la sociedad dominicana. Nadie se atreve a negarlo, ni siquiera quienes prefieren que no se hable de ese tema porque sus negocios peligran. Y junto con la delincuencia, la violencia se desarrolla en unos niveles y con unas habilidades que sus atrocidades nos conmueven y nos asustan. La Policía Nacional, hemos dicho en estos días, ha sido infiltrada por delincuentes que ejercen de policías y que salen a las calles uniformados para camuflar sus fechorías. Los ejemplos están ahí por montones. Por esto, en la Policía nadie niega hoy en día la necesidad de una reforma. Pero hacen poco por promoverla, porque importantes figuras de su cúspide temen ver rodar sus privilegios. ¿Quién o quiénes entonces están llamados a darle al país una institución que esté en condiciones de hacer su trabajo y garantizar la tranquilidad que los ciudadanos necesitan?
Sin dudas que le toca al Poder Ejecutivo desempeñar ese rol y, sobre todo, al jefe del Poder Ejecutivo y de toda la administración pública, de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, el ciudadano Presidente de la República. Solo el presidente Danilo Medina Sánchez, si quisiera, tiene el poder, las garras y la influencia necesarias para determinar, sin más, el inicio de un cambio profundo y planificado en la institución del orden. De lo contrario, tal y como ha estado sucediendo año tras año, seguiremos bailando esta peligrosa danza de robos, asaltos, crímenes, tráfico de drogas, de personas y de armas.
Cuando el licenciado Medina Sánchez tomó posesión como Presidente de la República, el 16 de agosto del 2012, prometió solemnemente a la nación hacer una Reforma Integral de la Policía Nacional, porque él quería, dijo, “una nueva Policía para nuestro país, una Policía moderna, en la que se respete el escalafón y el mérito”. Y dijo más: “Mejoraremos los salarios y los servicios de seguridad social a nuestros agentes, tal como les prometí durante la campaña”. El nuevo Presidente ofertó, igualmente, mejorar el equipamiento y la formación policial.
Hasta ahora y de manera tardía solo algunas de esas iniciativas han sido empezadas. Hace falta ir al concón de la cuestión, agarrar el toro por los cuernos, pelarle el rabo al marrano. La sociedad dominicana necesita poner un freno definitivo a la escala de delincuencia y violencia. Solo el Presidente de la República puede iniciar ese proceso. Ojalá lo haga. La cantinela de la delincuencia como fenómeno multidisciplinario vendrá después.

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