Delincuencia y  lucha hipócrita

Delincuencia y  lucha hipócrita

¿De qué manera pueden ingresar a las cárceles teléfonos celulares, drogas, instrumentos corto-punzantes y otros elementos prohibidos? La pregunta, con su irónica y deliberada  ingenuidad,  tiene una respuesta que conocen muy bien las autoridades, pero contra la cual se actúa solo por excepción.

Es obvio que el riguroso registro a que se somete a la mayoría de los visitantes a las cárceles tiene fisuras por las que se cuelan estos instrumentos y sustancias.

Está claro que  no hay interés de algunas autoridades de interceptar, con medios legales, las conversaciones telefónicas mediante las que peligrosos reos dirigen desde prisión las operaciones de sus “negocios”.

Para que la lucha contra la delincuencia deje de ser hipócrita y pueda rendir los resultados que necesita urgentemente el país, es necesario desenmascarar a todo el que, por omisión o comisión, facilita situaciones como el ingreso a las cárceles de armas, drogas y otras cosas prohibidas.

Tienen que ser regla y no excepción los controles y registros que permitan detectar armas, celulares, drogas, bebidas y de todo lo que se deja pasar al interior de las cárceles. La criminalidad está poniendo al país en riesgo de perder inversiones y flujo turístico. Nuestra gente vive una especie de  paranoia por la inseguridad. ¿Cuándo se va a asumir en serio la responsabilidad de acabar con eso?

Exportaciones muy prósperas

La República Dominicana es un gran exportador de metales.

No tiene en explotación grandes minas de hierro, cobre y otros minerales, pero las exportaciones de éstos tienen una buena tajada en el PIB.

Una proporción ínfima de los metales que exportamos provienen de minas en explotación. El grueso, la mayor proporción, es fruto del robo permanente.

Lo mismo se hace colapsar un puente al sustraer sus rodillos de bronce como se deja abierto un hueco cloacal por el robo de las tapas de acero.

El cobre que exportamos proviene mayormente de la sustracción de tendido eléctrico y telefónico.

Todas son exportaciones verdaderamente prósperas. Las empresas que compran y funden metales son muy pocas y las autoridades lo saben. ¿Por qué entonces la prosperidad del negocio?

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