Delincuientes imponen reglas en barrio Las Cañitas

Delincuientes imponen reglas en barrio Las Cañitas

POR GERMAN MARTE
De ser un sector tranquilo, Las Cañitas se ha transformado en un «infierno», donde los tiroteos, atracos a los vecinos y los asaltos a pequeños negocios son parte de la cotidianidad; allí son los delincuentes –algunos de ellos menores- quienes a punta de escopeta o de pistola imponen las reglas del juego.

Rodeado al este por una cañada «endiablada» que lo separa del barrio Gualey, al norte por el ultra contaminado río Isabela, al oeste por el sector Simón Bolívar y al sur por la calle Central, los cientos de callejones y las estrechas callejuelas de este humilde sector de la zona norte del Distrito Nacional se han convertido en una guarida de delincuentes, en un lugar «incontrolable» para los menos de diez agentes que hay en los dos destacamentos policiales, y más que nada, en una trampa mortal para casi 40,000 almas que allí habitan en medio de la pobreza y la desesperanza.

Dirigentes comunitarios, amas de casa, comerciantes, chiriperos, mecánicos, fritureros, jóvenes, viejos, mujeres y hombres consultados por HOY coincidieron en señalar la marginalidad, la pobreza, la falta de oportunidad, las drogas y el desempleo, como las causas que han llevado a que Las Cañitas se haya convertido en un infierno, «donde uno vive porque no tiene otro sitio para donde irse».

MUERTO A LOS 18

La víctima fatal más reciente de la delincuencia en este sector fue Melvin Rosario Sánchez, de 18 años. El viernes pasado, próximo a la medianoche, unos delincuentes le dieron tres balazos y lo dejaron por muerto, murió poco después en el hospital. Un amigo que le acompañaba también fue herido y está interno en la Plaza de la Salud.

Su padre, Carlos Eusebio, denunció que cuando su hijo cayó herido, en la calle Jalisco, un policía (a quien todos conocen en el barrio) le quitó los tenis y se los iba a robar, «ya los tenía en la passola para llevárselos, atracó el cadáver».

Afirmó que tiene de testigos a los policías que estaban en el hospital Moscoso Puello y a los camilleros que atendieron a su hijo.

En medio del dolor por la muerte de su vástago, Eusebio reclamó de las autoridades detener la delincuencia que afecta al sector y afirmó que su hijo estuvo trabajando ebanistería junto a él hasta las 8:00 de la noche en el sector Los Frailes.

ATRACOS A TODA HORA

De acuerdo con Salvador Romero, friturero, en Las Cañitas los atracos, robos y otros actos delictivos se producen a cualquier hora del día o de la noche.

«La delincuencia que hay aquí no se puede ni decir; aquí atracan a toda hora. Los menores tienen a la gente vuelta loca», expresó Romero, quien agregó que antes Las Cañitas «era el mejor barrio para vivir, pero ya se ha vuelto insoportable».

Tanto Romero, como otras personas consultadas, consideraron que las autoridades deberían extender el Plan de Seguridad Democrática que se implementa en Capotillo a Las Cañitas y a los demás barrios de la Zona Norte, «porque ya esto no se aguanta».

El gobierno ha anunciado que el plan que ejecuta en Capotillo es una especie de modelo que luego sería llevado a otros sectores que lo reclaman, entre ellos, Gualey.

Según Romero, en Las Cañitas los agentes sólo hacen «allantes» de día, pero a esa hora –dijo- los «tígueres» están durmiendo.

Mientras que Rosendo Valera, carnicero, afirmó que la situación se ha vuelto caótica, «la desesperación es grande. Por ejemplo, nosotros los comerciantes no podemos salir temprano a comprar mercancías, porque no tenemos seguridad, tenemos una presión, a cada rato la delincuencia afecta al hombre de trabajo. Seguridad no tenemos».

Según el mecánico Juan Sánchez, de 5:00 a 6:00 de la mañana nadie puede salir a las calles, porque andan muchos atracadores, «a esa hora es que la Policía tiene que patrullar en este barrio».

Afirmó que en el sector los delincuentes están mejor armados que los agentes, por lo que la gente se siente insegura.

Del mismo modo se expresaron varios dueños de colmados consultados, como Benito Liriano, a quien tres individuos armados de pistolas y una escopeta asaltaron hace unos días.

En efecto, los delincuentes del sector están fuertemente armados y tienen atemorizada a la gente del barrio, según el dirigente comunitario Pablo Vicente.

Abogó por una solución integral al problema, que no se limite a la represión, «además muchas veces hay una vinculación de los mismos militares con los delincuentes».

Destacó que en Las Cañitas no hay espacio para los jóvenes practicar deportes, faltan escuelas y un liceo secundario, y sobre todo, oportunidades de empleo.

NI LOS ANCIANOS SE SALVAN

Ni siquiera los ancianos escapan a los delincuentes en Las Cañitas. Hace unas semanas que penetraron a la Sala de Ancianos San Martín de Porres y se robaron todo, hasta la comida de los viejitos.

Antes de este robo, los ladrones se habían llevado un radio, el televisor y la licuadora y ahora sólo se llevaron la compra, según denunció Beatriz Aquino.

«Fuimos al destacamento a poner la denuncia, pero no nos hicieron caso. Nos dijeron que control de robos no estaba ahí», expresó Aquino, quien considera injusto que la gente seria del barrio tenga que salir corriendo «por dos o tres delincuentes».

EL DESEMPLEO, UNA CAUSA

Cuando se le pregunta a la gente de Las Cañitas qué les preocupa más, vacilan en decidirse si es la seguridad o la pobreza y el desempleo.

«Bueno, las dos cosas están igual. Aquí hay una crisis demasiado grande, la situación se ha empeorado. Esta carnicería vendía una banda de carne diario y ahora dura hasta cuatro días», expresó Valera.

En tanto, Juan Sánchez aseguró que el auge de la delincuencia se debe a la falta de trabajo, «el joven no quiere ser delincuente, es la falta de trabajo», lo que lo empuja a hacerlo.

«hay muchos jóvenes delincuentes que yo conozco que están trabajando y están tranquilos», alegó.

Pablo Vicente, vocero de la Coordinadora para el Desarrollo de Las Cañitas, explicó que la Iglesia Católica hizo un censo y determinó que casi el 80% de los residentes en el barrio se dedican al trabajo informal, es decir, que no tienen un empleo fijo, pero peor aún, el restante 20% está completamente desempleado.

Por esa razón, Angela Martínez urgió a las autoridades a crear empleos como forma de frenar la delincuencia.

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