Demandas que hundirían la economía

Demandas que hundirían la economía

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Dos de los dos sectores, que sostienen la economía dominicana desde la década pasada, viendo las vacilaciones de las autoridades peledeístas para enfrentar a los responsables de los descarados actos de corrupción de la pasada administración perredeísta, la han emprendido en contra de esas autoridades con las exigencias de que se deje deslizar la prima del dólar de sus niveles actuales hasta una acomodada a sus gustos del 37 por 1.

Los más importantes representantes del sector turístico y de zonas francas tienen montada una bien orquesta campaña que tiene a su favor a reconocidos comentaristas y economistas adeptos de la administración anterior para que el gobierno se ponga de rodillas a sus demandas y permita que vuelva a dislocarse la tasa de cambio, que después de casi ocho meses de buena gestión ha podido frenar la inflación, devolver la confianza que se había perdido y recibir el reconocimiento del FMI de como se han ido implementando las condicionalidades previstas en el acuerdo ‘stand by’.

Los directivos de empresas de zonas francas y de hoteles turísticos tienen desplegada una campaña similar a la de principios del siglo, cuando la tasa de cambio estaba a nivel del 17 por 1 y lograron que las autoridades de entonces dejaran deslizar la prima, supuestamente hasta el 22 por 1; ya sabemos el desastre que se produjo cuando esa prima, acompañada por los desaciertos cometidos en el orden económico y las permisividades con que operaban los tres bancos quebrados, hundieron al país con un déficit quasi fiscal que amenazó con destruir todo el andamiaje institucional.

La campaña para elevar la tasa, en que los interesados argumentan muchas razones para la misma, está montada. Lo insólito de la situación es que hay sectores que los apoyan cuando los argumentos, sin asideros tangibles, se confunden con medias verdades y hacen ver como si fueran a ir a la ruina, como es el caso de los hoteleros, que han logrado en este año mantener índices de ocupación por encima del 80%.

La vez que los hoteleros lograron que se dejara deslizar la prima no correspondieron con aumentos salariales a sus empleados y tampoco se tradujo en más impuestos pagados al fisco, que de repente se vio en la vorágine de una economía en desbandada y derrumbándose.

Los empresarios de zona franca andan por igual camino dze los hoteleros: argumentan que el desafío chino los expulsará del mercado de los textiles norteamericanos, queriendo ocultar la realidad de que son los mejores abastecedores de esos textiles a la costa este de Estados Unidos, ya que la producción china, para llegar a la costa oeste, se toma, si es en aviones, unas 12 horas, mientras que la local no toma unas de tres horas a New York, y si es en barco tan solo son unos cuatro días mientras que desde China se tardan un mínimo de 15 días. O sea que el país tiene ventajas comparativas muy notables para competir en igualdad de condiciones con el mercado asiático.

Ahora bien, en donde se cae el mercado dominicano es en que la competitividad ha sido maniatada por el espíritu fiscalista de los recaudadores de impuestos, que cuando estaban en la oposición eran abiertos a dar facilidades a los exportadores, pero cuando llegan al oficialismo se tornan más radicales que sus antecesores, y hasta logran aumentar las cargas fiscales, y en consecuencia, adiós competitividad, que no se va a resolver con que la prima se eleve al 37 por 1, como ya quisieran muchos empresarios.

El gobierno ha hecho muy bien en salirle al frente a las pretensiones de los hoteleros y maquiladores locales, de elevar la tasa de cambio, y ha dejado bien claro los graves perjuicios que tal acción ocasionaría si tal cosa ocurriese después que se ha logrado estabilizar la tasa por debajo del 30 por 1 desde hace meses, siendo uno de los logros más notables de una administración que ha querido ser muy cauta en el área del castigo a quienes desfalcaron las arcas oficiales en el período 2000-2004.

Jamaica y Puerto Rico son dos destinos caribeños caros en relación al dominicano; sin embargo, mantienen una excelente ocupación hotelera. Y pese a que se diga que se debe modificar el perfil del turista pobre que viene al país, que se supone es de una clase media baja en Europa o Estados Unidos que guarda sus ahorros para vacacionar anualmente en el Caribe, afortunadamente ellos encuentran aquí que el sol, arena y mar se unen a la hospitalidad criolla para hacerle placentera su estadía, sin que se enteren que sus anfitriones hoteleros se angustian para obtener más ganancias, exigiendo que se eleve la tasa de cambio al 37 por 1.

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