Demasiado tarde para la industria textil de EEUU

Demasiado tarde para la industria textil de EEUU

POR EDWARD ALLEN
Financial Times
Más de 100 jefes ejecutivos de las compañías textiles viajaron ayer a Washington, para instar a los miembros del Congreso a presionar por una extensión de las cuotas internacionales que protegen a los productores de textiles.

El esfuerzo de cabildeo, dicen los funcionarios de la industria, es el mayor desde 1990, cuando la industria estaba presionando por la aprobación de una ley que le hubiera garantizado a las compañías estadounidenses una porción fija de los mercados textiles y de ropa de EEUU. El proyecto de ley se aprobó por el Congreso, pero fue vetado por el entonces presidente George H.W. Bush.

La industria espera un resultado más favorable en esta ocasión, pero los funcionarios de la administración tienen pocas esperanzas de que sus peticiones logren ganar la atención del hijo del señor Bush, el actual presidente.

El sentido de urgencia lo ha traído el final inminente del sistema de cuotas que ha protegido a los productores de telas y ropa de EEUU durante el último medio siglo. Auggie Tantillo, director ejecutivo de American Manufacturing Trade Action Coialition (AMTAC), dice que el esfuerzo de cabildeo “ha galvanizado las preocupaciones de que en una nueva economía global dos o tres entidades super-exportadoras tengan la capacidad de dominar los mercados mundiales a costa de todos los demás”.

La industria de EEUU ha sentido agudamente esas amenazas. Desde enero de 2001, los productores de textiles y ropas han perdido 344,000 empleos, cerca del 30% del total del empleo en EEUU. Funcionarios de la industria dicen que las pérdidas se acelerarán a finales de este año, cuando las cuotas se eliminen totalmente.

En 2002, como parte de los requisitos bajo el acuerdo de la Ronda de Uruguay,  EEUU liberó 29 categorías de ropa de las cuotas. En estas categorías, la porción del mercado de compañías chinas subió de 9% a 65% y China bajó sus precios en un promedio de 48%. Entre los perdedores estaban no solo compañías norteamericanas, sino de otros países que exportaban esos productos hacia EEUU, con excepción de la India.

 “En 2005, tome esa situación y multiplíquela por cien”, dice el señor Tantillo.

El dominio de China ha ayudado a los líderes de la industria textil de EEUU a ganar algunos aliados impensables.

En Bruselas, el mes pasado, las asociaciones de textiles y ropa de 47 países, incluyendo exportadores del mundo en desarrollo como Bangladesh, Camboya y Turquía pidieron una extensión por tres años de las cuotas y en una reunión de emergencia de la Organización Mundial de Comercio para identificar soluciones a lo que ellos dicen será una crisis cuando las cuotas finalicen. Mauricio hizo esta semana una petición formal para que la OMC convoque a una reunión de esa naturaleza.

Mientras la campaña está cobrando algún impulso, el esfuerzo se produce extremadamente tarde para un “lobby” de la industria que una vez se consideró entre los más eficaces de Washington.

El señor Tantillo lo admitió: “Debimos estar trabajando en esto por lo menos en los últimos cinco, si no 10 años”.

La industria textil se ha fragmentado. El antaño poderoso American Textile Manufcturers´ Institute se desbandó a principios de este año ante una membresía en descenso y desarticulada. Las compañías restantes se han agrupado más como grupos proteccionistas, incluyendo AMTAC, cuyo principal soporte es el magnate textil de Carolina del Sur, Roger Milliken.

Grandes fabricantes de ropas, como Kellwood y Levi Strauss, que hace una década resistieron el fin de las cuotas, han adoptado ahora estrategias globales que implican mover puestos de bajos salarios hacia México y América Central, que disfrutan acceso libre de tarifas al mercado de EEUU.

La industria detallista de EEUU, que hubiera combatido intensamente cualquier esfuerzo por extender las cuotas, dice que teme poco al grupo negociador textil. “No hemos realizado grandes esfuerzos porque pensamos que era un ejercicio de futilidad por parte suya”, dice Erik Autor, vicepresidente de la Federación Nacional de Detallistas.

La campaña tampoco ha ganado la simpatía de la administración Bush, que siente que ya hizo grandes esfuerzos por ayudar a la industria a ajustarse al fin de las cuotas.

El Departamento de Comercio tomaría ayer una decisión, por ejemplo, si restringir las importaciones de medias de China, la cuarta petición que está siendo considerada en una salvaguarda textil especial específica destinada a evitar un alza en las importaciones de China, después que se ponga fin a las cuotas. Ninguna otra industria disfruta de un mecanismo de ese tipo.

 “Uno siente por ellos, como industria. Están en una posición que asusta”, dice un funcionario de la administración. ”Pero ellos tienen que mirar las oportunidades que están por delante, en lugar de pedir lo imposible”.

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