Demasiado tarde para reinventar la revolución cubana

Demasiado tarde para reinventar la revolución cubana

La revolución cubana ha perdido el encanto adolescente. Entrada ya en la tercera edad, Silvio Rodríguez, el cantautor y abuelo consentido de la dictadura, ha proclamado, con motivo de la presentación de su disco Segunda cita, que Cuba está demandando “a gritos una revisión de montones de cosas, de montones de conceptos, hasta de instituciones”; y el cantante está en lo cierto.

La historia de Cuba se reduce fundamentalmente a una sociedad marcada por dictaduras, que en la etapa capitalista contó con el padrinazgo de grupos económicos nacionales y de gobiernos norteamericanos y, en la etapa del socialismo, principalmente la entonces Unión Soviética.

El poder dictatorial siempre apunta hacia la violencia de Estado. Cuba no es la excepción; ahí sus cárceles, los Comités de Manzana, que vigilan la cotidianidad del vecindario y la ausencia de libertades políticas, económicas, sindicales y de expresión y prensa, con lo cual se reprime toda iniciativa ciudadana en materia de derechos humanos.

Sin embargo, en el corazón de los pueblos muchas veces, al margen de las organizaciones políticas, surgen, por necesidad natural, movimientos catalizadores, que ejercen la acción social y política de enfrentar de forma pacífica a los regímenes de fuerza, reclamando derechos y justicia denegados a sus conciudadanos.

En Argentina, por ejemplo, durante la “guerra sucia” de las dictaduras militares, las Madres de Plaza de Mayo, con un pañuelo blanco en la cabeza, mantuvieron viva la memoria de miles de desaparecidos, que fueron víctimas de la represión y la intolerancia política en la década de los años setenta.

El movimiento social más importante,  hacia lo interno de Cuba, lo encabeza el grupo pacífico habanero: Las Damas de Blanco, mujeres que les reclaman a la dictadura más vieja del mundo la  libertad de sus esposos, padres, hijos, hermanos o sobrinos; y lo hacen con heroicidad, dignidad y coraje, ganándole la calle a la cobardía, la vileza, el odio y a la violencia que el régimen orquesta en su contra. Son  invencibles las Damas de Blanco.

En la canción Demasiado, Silvio Rodríguez coincide, probablemente sin proponérselo con las Damas de Blanco, cuando denuncia: “Demasiada sombra /demasiado sol /para encadenarnos /a una sola forma /y una sola voz”. Y, aunque demasiado tarde, termina reclamando: “ir al punto naciente /de aquella ofensiva/ que hundió con un cuño impotente /tanta iniciativa”.

Pablo Milanés, el otro ícono de la canción y la revolución cubanas, tampoco está contento con Raúl y Fidel por no cumplir con las promesas de cambio que habían planteado y sostuvo que “el pueblo se pregunta en medio de una parálisis agónica cuándo llegarán”.

“Las promesas son esencialmente las que ha venido planteando Raúl Castro y que no se han cumplido”, lamentó Milanés en una entrevista publicada en el diario La Voz de Galicia, en España. Y fue duro en el trato de Cuba a los disidentes. Dijo que “sin personalizar mi crítica” en Guillermo Fariñas (un disidente preso y en huelga de hambre en Cuba) “en general he criticado una actitud del gobierno hacia los contestatarios con la que no estoy de acuerdo”. “No confío en ningún dirigente cubano que tenga más de 75 años”, fueron sus palabras finales.

¿Existe la posibilidad de reinventar la revolución? La revolución cubana es como el dios Saturno, que se ha tragado a los hijos que han intentado reinventarla. El propio Silvio ha reconocido con un dejo de frustración que “Siempre (reinventar la revolución) es una cosa que ha estado vigente, aunque a veces hemos caído en la retórica, a veces nos hemos adormecido”.

Hoy son muchas las voces, hasta entonces amigas de Cuba –entre las que me cuento–, que gritan y claman por cambios, no por promesas, de una vieja anciana con serios padecimientos de arteriosclerosis y demencia senil, porque como canta Silvio en su nuevo Cd –(Silvio será siempre Silvio y también Pablo será siempre Pablo )–: Demasiado polvo, /demasiada sal /para que la vida /no busque consuelo /en el más allá. /Demasiado /nunca, /demasiado no /para tantas almas, /para tantos sueños, /para tanto amor.

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