Washington (EFE).- Los demócratas seleccionaron ayer a los nuevos líderes de su partido en la Cámara de Representantes de EEUU, tras una férrea lucha sobre el puesto “número dos” que amenazaba la imagen de unión que habían forjado.

Por unanimidad, los demócratas también nombraron a Nancy Pelosi como la primera mujer que preside la Cámara de Representantes en la historia del país.

Se prevé que el pleno de la Cámara someta su nombramiento a votación cuando comience la nueva legislatura el próximo 3 de enero, cuando los demócratas pasen a ser la mayoría.

Pelosi, de 66 años, sustituirá al republicano Dennis Hastert y ocupará el segundo puesto en la línea de sucesión presidencial, de acuerdo con la Constitución.

Pero el nombramiento de Pelosi se vio opacado por la pugna entre los legisladores Steny Hoyer y John Murtha, que disputaban el puesto de líder de la mayoría demócrata para la próxima legislatura.  La batalla por ese puesto y las fisuras que creó dentro del Partido Demócrata ocuparon las primeras planas de los diarios en EEUU desde el domingo pasado, cuando Pelosi intervino públicamente a favor de Murtha, un aliado y amigo cercano.

A puerta cerrada, los demócratas contrariaron los deseos de su líder y respaldaron, con 149 votos a favor y 86 en contra, a Hoyer, un legislador de Maryland de corte moderado pero que en los últimos cinco años había tenido una relación tirante con Pelosi.

En 2001, los viejos amigos se disputaron el puesto de líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, que finalmente ganó Pelosi, pero la rivalidad reinó entre ambos.

El espaldarazo que dio Pelosi a Murtha (Pensilvania), un acérrimo crítico de la guerra en Irak, suscitó consternación entre algunos demócratas, porque éste estuvo ligado a un escándalo de extorsión en 1980 y, además, su conducta ha rondado los límites de la ética, según fuentes allegadas.

El lavado público de los trapos sucios empezaba a convertirse en una distracción inoportuna para el Partido Demócrata en momentos en los que prefería destacar las prioridades de su agenda política.

Durante una rueda de prensa para presentar a los nuevos líderes, tanto Pelosi como Hoyer, con los brazos en alto, adoptaron hoy un tono conciliatorio, no sin antes reconocer las fisuras internas.

“Hemos tenido nuestras diferencias dentro del Partido (Demócrata). Nos hemos unido”, afirmó Pelosi, al felicitar a Hoyer por su triunfo y destacar las “magníficas contribuciones” de Murtha al debate sobre la guerra en Irak.

Por su parte, Hoyer, quien logró el puesto al forjar alianzas con demócratas centristas y algunos ganadores de los comicios de la semana pasada, también se deshizo en elogios a Pelosi, a quien describió como “una persona con profundos valores, un agudo intelecto y una habilidad política extraordinaria”.

“Trabajaré lo mejor que pueda y usaré todos mis conocimientos” para promover la agenda demócrata y un cambio de derrotero en Irak, prometió Hoyer.

En vez del premio mayor, Murtha, un ex infante de Marina, fue designado como el próximo presidente del Comité de Asignaciones de Defensa.

“Felicito a Steny por su campaña. Realizó una tremenda campaña y no puedo culparlo de nada. También felicita a los otros líderes”, dijo Murtha, aunque su lenguaje corporal traicionaba su cordialidad.

Agregó que continuará la presión por un repliegue paulatino de las tropas estadounidenses en Irak, “porque los líderes castrenses saben que hay un límite al poder militar” y el país necesita un cambio de estrategia.

Entre los nuevos líderes de la jerarquía demócrata también figuran James Clyburn, Rahm Emanuel -pieza clave del triunfo electoral de la minoría- y John Larson.

En el lado del Senado, los demócratas ya habían aprobado el martes pasado a Harry Reid como líder de la mayoría, además de otros cargos.

La pugna entre Hoyer y Murtha parece ser ya agua pasada y ahora los demócratas centrarán sus esfuerzos en la promoción de su agenda legislativa para la sesión 110 del Congreso de EEUU, que incluye un aumento del salario mínimo, y otros asuntos de justicia social.

Los republicanos, que pasarán a ser la minoría por primera vez desde 1994, también mueven sus piezas en el tablero con el objetivo de sellar los principales nombramientos para mañana, viernes.