«Demente», una visión humanística
de la sociedad actual

«Demente», una visión humanística <BR>de la sociedad actual

Con el sugestivo título de «Demente», el pintor dominicano Wilson Abreu inaugura hoy su exposición individual de sus obras, pinturas y dibujos, en las que explora variadas expresiones simbólicas, aspectos fundamentales de la existencialidad y la condición humana contemporánea.

La muestra quedará abierta a partir de las 7:30 de la noche en la Sala de Exposiciones Temporales del Instituto Cultural Dominico Americano.

El artista, a través de sus trabajos, despierta particular atención entre el público que le ha dado seguimiento a su pintura, desde que fue presentada por primera vez en el Museo de Arte Moderno, como parte de la importante exposición «Bestiario».

En esa ocasión, los curadores Laura Gil y Ricardo Ramón Jarne, director del Centro Cultural de la Embajada de España en Lima, Perú, enfatizaron en el tema del bestiario como lenguaje zoomórfico en la pintura dominicana, expuesto magistralmente a través de las obras de los artistas Eligio Pichardo, Paul Giudicelli, Guillo Pérez, Ramón Oviedo, José García Cordero, Antonio Guadalupe, Alberto Ulloa y Marcos Lora Read, entre otros.

La exposición «Demente» reúne una amplia colección de pinturas y dibujos en la que el artista desborda el detonante poético, psicológico, existencial, humano, religioso y social que caracteriza el lenguaje artístico de su obra, producida con un alto sentido de contemporaneidad desde el interior de su personalidad discreta y casi huraña, tan propia de un joven de montaña como lo es Wilson Abreu, nacido en Constanza en 1972.

La muestra, dirigida por la reconocida actriz Amarilis Rodríguez, exhibirá 35 pinturas producidas en variados formatos y técnicas pictóricas, que le han permitido al artista conceptuar y estructurar un lenguaje directamente relacionado con su visión humanística de la inquietante sociedad actual.

Críticos de arte y especialistas coinciden en valorarlo como un creador, que a pesar de su juventud y discreta personalidad, se expresa con profunda sinceridad.

«Es forjador de una obra dispuesta a abordar con libertad y responsabilidad artística y profesional los aspectos más latentes que afectan la conducta y moral de la sociedad contemporánea».

Wilson Abreu, quien se mantiene creando desde su taller en Constanza, donde vive con sus padres, realizó la primera fase formativa de su carrera en la Escuela del maestro Guillo Pérez, donde afianzó su pasión por el color y el dibujo, ampliando su visión del arte durante el tiempo que se mantuvo como asistente de la reconocida pintora Luz Severino, de quien asimiló disciplina y amor al taller como espacio reservado a la creación personal.

Su contacto académico con el dibujo y el diseño, aplicados a la pintura, los asimiló de su aprendizaje en Altos de Chavón, donde estudió en el programa «Dibujo: Interin Internacional 2001».

En el interés de ampliar y diversificar su formación técnica en las artes visuales, el artista realiza actualmente en el Museo de Arte Moderno, el Curso Básico de Cerámica, que con los auspicios de la Fundación Igneri y la Fundación Museo de Arte Moderno, imparten en el país los maestros ceramistas Thimo Pimentel, dominicano, y Wilfredo Torres, cubano.

Como reconocimiento a su temprana madurez artística y a la calidad de su arte, el destacado critico de arte y curador español Ricardo Ramón Jarne, en un amplio ensayo sobre su pintura, apunta que las obras de Abreu «… están en su concepto estético e intelectual en el anden de una despedida conciente del mundo postmoderno, del crepúsculo de las utopías y de su vacío posterior, de, como diría Octavio Paz «la intemperie espiritual». Están muy lejos de cualquier hedonismo o disertación fácil del esteticismo por el esteticismo, se adentran en complejos discursos interiores de un artista que se exige asimismo una depuración formal, estética y discursiva, que está dando sus frutos en esta exposición que aporta aspectos importantes de su dura mirada interior, de su reconocimiento como creador que se está liberando de lastres hasta ahora necesarios, pero que en su desprendimiento le aseguran un futuro más libre y fluido, con más posibilidades de ser, en vez de la representación de un pintor como la mayoría, ser un autentico pintor».

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