El actual texto de la Constitución permite la prescripción de la persecución judicial para tales y cuales delitos. Ello permitió que el general Fernando (Tunti) Sánchez y el coronel Luis José León Estévez disfrutaran del aire y las bellezas de un país que ellos habían ensangrentado con crímenes inenarrables, para solo citar dos casos.
Juan Bosch analizaba el sistema político llamado democracia y señalaba que un requerimiento, una premisa que debería estar presente para que hubiera democracia era la existencia de una clase burguesa, porque sostenía que tal modo de Gobierno era ajustado a las necesidades y ventajas que le permitía a la burguesía.
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La democracia, si se toma en cuenta la norteamericana, es el sistema político que permite a una clase social mantener la sartén por el mango mediante el uso avasallante del dinero y el poder coercitivo de ejércitos al servicio de la opresión, que confunden el papel de salvaguarda de la soberanía nacional con el mantenimiento de Gobiernos formados por aspirantes a burgueses que emplean los fondos públicos para su beneficio, mientras los pueblos ven como progresan el hambre, la desnutrición, el desempleo y se mantienen los presupuestos pírricos para la salud y la inversión en educación se convierte en un bla, bla, bla, y echar sal al mar. El mantenimiento del orden beneficia a la burguesía que tiene la fuerza armada para garantizar la paz de los cementerios, derivada de palos. Ejemplos hay, muy dolorosos, el crecimiento de las fortunas tradicionales y las que se crean sobre la marcha, es sustancialmente mayor cuando la nación es administrada por un Gobierno de fuerza, un Gobierno de ley, batuta y Constitución.
Cuando finalmente el doctor Salvador Allende Gossens fue elegido como Presidente constitucional de Chile, se desataron las fuerzas fascistas que iniciaron la conspiración para derrocarlo desde antes de su toma de posesión.
Con Estados Unidos a la cabeza, la caverna de América se unió para destruir el ensayo que permitiría ver un encuentro entre la “democracia” a la norteamericana y la democracia que postulaba el gobernante chileno. Hubo toda suerte de trampas, mentiras, presiones, abusos y complicidades de Gobiernos “democráticos” que se prestaron a servir a los criminales que apuñalaron la democracia en Chile.
Nadie sabe cuántos miles de chilenos ni cuántos cientos de ciudadanos de otros países fueron asesinados, cuyo único pecado era pensar que Chile viviría mejor si manejaba sus riquezas naturales y respetara su Constitución. Allí asesinaron un dominicano hijo del doctor Ramón Andrés Blanco Fernández