Democracia con fórceps

Democracia con fórceps

Alguien dijo que las bayonetas sirven para todo menos para sentarse encima de ellas. Probablemente, nadie se lo explicó a George W.Bush, the War President y su Estado Mayor. Imponer la democracia con forceps es tan inaudito como carente de antecedentes. Si, para colmo, los motivos del libertador son tan obvios como en el caso de Irak, la operación está condenada al fracaso.

La dimensión de estadistas de quienes apoyaron la aventura de Bush no sale muy bien parada a la vista de los resultados alcanzados hasta el momento. Aquel petulante señor vestido de valiente piloto de caza que anunciaba el fin de la guerra tras unos bombardeos despiadados que diezmaron a la población sin tocar a los líderes. Solo habían muerto 138 soldados americanos. Todo parecía maravillosa cirugía. Entre Estados Unidos y Gran Bretaña (nosotros llegaríamos con retraso), hicieron todo el trabajo. Nadie, medianamente informado, aplaudió la hazaña porque sabía que, en 1990, era falso que se presentase el ejército de Sadam Huseín como el cuarto del mundo. Los aliados (entre los que se contaban bastantes ejércitos árabes amparados todos por la ONU) se detuvieron en la frontera de Kuwait con Irak tras restablecer el orden internacional. Ahí terminaba el mandato y Bush padre no lo traspasó. Desde 1991 hasta 2003, transcurrieron 12 años en los que la ONU controló, más o menos bien, la venta de petróleo por alimentos. Menos el pueblo iraquí, todo el mundo se forró con los dólares que producía el petróleo del país. El dictador, construyendo palacios, dejando que sus hijos se comportasen como auténticos reyezuelos caprichosos y asesinos, las empresas occidentales realizando pingües negocios y los dirigentes de países democráticos embolsándose fuertes sumas para conseguir (sin intentarlo) que la ONU levantase un control que costó la desnutrición de millones de niños iraquíes. Siendo todo esto ¿Cómo se podía pretender que Irak representase un peligro para el mundo? Por cierto, nadie mencionaba la mortandad infantil disparada y las carencias alimenticias y de sanidad de la población.

Lo primero que ha conseguido Bush ha sido multiplicar por siete el número de sus soldados caídos en Irak. Bush ha multiplicado por mil el odio hacia los occidentales, no sabiendo que el origen del supuesto enfrentamiento entre Occidente y el Islam es solo el reflejo de la situación entre árabes y judíos, ha aprobado el plan Sharon que tira por los suelos la propia Hoja de Ruta aceptada por EE.UU., la UE, Rusia y la ONU. Se sigue sosteniendo la teoría aznariana de que todos los terrorismos son iguales pero se habrá fijado el lector que ya no se dice terrorista sino ”insurgente”.Muy significativo este cambio. Al principio fueron los fieles a Sadam, los restos de la Guardia Republicana, después, elementos infiltrados de Al Qaeda, los clérigos ávidos de poder y, finalmente, un pueblo insurrecto! ¡El arte de hacer amigos en 20 lecciones!

España, vieja nación de naciones con mil cicatrices en su cuerpo, que no necesita demostrar el valor de sus gentes (compárese lo sucedido en los atentados de Nueva York y de Madrid), que siempre despreció la fanfarronería, se retira de una guerra en la que la metieron con la oposición del 90% de la población. ¿Hay quien cree que ha sido Atocha la que ha dado la victoria al PSOE? ¿Permitirán ahora el voto secreto de los diputados del PP a la hora de discutir la retirada de nuestras tropas de Irak? Si se marchan tras los españoles, los centroamericanos, los polacos, los ucranianos y otros ¿Se puede decir que los más inteligentes fueron los españoles? ¿Los más respetuosos con la voluntad de su pueblo? ¿Los más demócratas? Si se está reconociendo que cada vez que los americanos forman contingentes de nuevo ejército iraquí, el 50% deserta y se va a engrosar las filas de la insurgencia

El gobierno provisional que Estados Unidos instaló en Bagdad es infumable para la mayoría de los iraquíes. Un grupo de hombres de negocios que triunfaron en Estados Unidos, que hablan bien el idioma de Schwarzenneger (iba a decir de Shakespeare), que conocen el american way of life, ese que dice que empiezas vendiendo periódicos de niño y acabas de presidente de los USA, se coloca a la cabeza de un país con miles de años de Historia, sobrado de gente que piensa y sabe lo que desea el pueblo. ¡Ah! Pero lo importante es que copien en su país la democracia estadounidense, la que gusta a Washington y a los Bush. Importar del exilio la cúpula de un país nunca ha dado buenos resultados, sobre todo si esta tiene que imponer una democracia exótica a la gente de la calle. Personajes como Chalabi saben hacer fortuna en EE.UU. pero han perdido contacto con sus compatriotas y sus problemas actuales.

¿Y ahora qué solución hay para salir del atolladero? Solo se vislumbran dos: empecinarse mandando muchos miles de hombres más y sufriendo una sangría en tus propias fuerzas o marcharte y dejarles que resuelvan su problema con una guerra civil que acabe produciendo un nuevo dictador como lo fueron Abdul Karim Kassem en 1958, Abdul Salam Mohamed Aref en 1963, Abdul Rahman Mohamed Aref en 1966, Ahmed Hasán al Bakr en 1968 y finalmente Sadam Huseín en 1979. Todos ellos desde que fue asesinado el rey Faisal II, primo hermano de Huseín de Jordania. Para mantener un país unido, teniendo chiíes en el sur y centro, suníes en la zona de Bagdad y norte, y kurdos en la región de Mosul, además de minorías turcomanas y cristianas de rito caldeo, es necesario un hombre fuerte. Huseín resolvió el problema religioso teniendo una constitución dictatorial pero laica. Las teorías de Bush, Blair y Aznar, se fueron desmoronando una tras otra implacablemente. No había armas de destrucción masiva, no había contactos con el terrorismo de Al Qaeda, no se sabe con qué se come la democracia occidental, los elementos terroristas vinieron atraídos por el efecto llamada de la presencia occidental sin mandato de la ONU. De presentarse como ejército de liberación al estilo Paris 1945 primero, luego como ejército amigo encargado de traer la libertad y la democracia se ha pasado a un verdadero ejército enemigo de ocupación. En Vietnam, cada vez que no se conseguía alcanzar la victoria, se enviaban más soldados y enterrar más millones de dólares. Casi 60.000 muertos americanos convencieron a Washington que nunca ganarían aquella guerra. Cuando la revista LIFE empezó a publicar féretros con la bandera de las barras y estrellas recubriéndolos, el pueblo americano empezó a salir a la calle con los estudiantes de Berkeley a la cabeza. La muerte por parte de la policía de un grupo de estos provocó la indignación nacional. Y llegó el reembarque apresurado en helicópteros y bajo fuego enemigo desde los suburbios de Saigón, de la Embajada de Estados Unidos. Es posible que volvamos a ver esa imagen… pero en Bagdad. Los españoles no queremos ser comparsas en ese acto del drama iraquí. Nos vamos antes de que nos echen. (Bitácoras)

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