Democracia interna, elecciones primarias y acuerdos políticos

Democracia interna, elecciones primarias y acuerdos políticos

La Constitución dominicana aprobada en el año 2010 consagró un nuevo concepto respecto a la libertad de afiliación política y al funcionamiento de los partidos políticos. En ese sentido estableció en su artículo 216 que “la organización de partidos, agrupaciones y movimientos políticos es libre, con sujeción a los principios establecidos en esta Constitución. Su conformación y funcionamiento deben sustentarse en el respeto a la democracia interna y a la transparencia, de conformidad con la ley”. Por primera vez la “democracia interna” se estipula como uno de los pilares de la actividad política partidaria, adquiriendo un rango constitucional.

Sin embargo, de cara al actual proceso electoral, la democracia interna de los partidos políticos dominicanos está presentando preocupantes signos de retroceso. Esto ha resultado evidente en los procedimientos aplicados para la selección de las candidaturas partidarias. Las elecciones primarias, que habían sido el sistema predominante en la década pasada para escoger las ofertas electorales, han sido sustituidas de manera casi absoluta por las decisiones de las cúpulas partidarias, adoptadas sobre la base de encuestas o acuerdos internos.

Los primeros candidatos. Si analizamos los partidos políticos que han realizado elecciones primarias en la historia electoral dominicana, nos encontramos con que los primeros candidatos de estos partidos fueron electos mediante convención. Así, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) escogió a Juan Bosch y a Buenaventura Sánchez Féliz como sus candidatos a las elecciones presidenciales de diciembre de 1962, en una convención de delegados celebrada los días 20 y 21 de octubre de 1962. Para la elección presidencial de 1966, el Partido Reformista (PR), designaría como sus candidatos a Joaquín Balaguer y Francisco Augusto Lora, en la convención de delegados celebrada el 17 de abril de 1966. Finalmente, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) seleccionó a Juan Bosch y Rafael Alburquerque, como sus candidatos presidencial y vicepresidencial a las elecciones del 16 de mayo de 1978, en la convención celebrada el 30 de junio de 1977.

Las convenciones continuarían siendo el método predilecto por estos partidos para escoger sus candidatos presidenciales, hasta que en el año 1981, el PRD realizó la primera elección primaria, con la denominada “fórmula Ovalle”, que por primera vez dio participación directa a los comités de base en la selección de los candidatos presidenciales. En el caso del PRSC, su primera elección primaria presidencial sería en el año 1995, cuando escogió a Jacinto Peynado Garrigosa como su candidato a las elecciones de 1996, al amparo de la nueva Constitución de 1994 que imposibilitaba la reelección presidencial del entonces presidente Joaquín Balaguer.

El PLD sería el partido que adoptaría más tardíamente el sistema de elección primaria. Una vez concluido su proceso de apertura y masificación interna, este partido daría por terminado lo que denominada “voto orgánico”, permitiendo que sus bases participaran mediante un voto individual y secreto en la escogencia del candidato presidencial a las elecciones del 2004.

 

Acuerdos políticos y democracia interna. Cuando parecía que las elecciones primarias serían consagradas por la Ley de Partidos y que la mayoría de los candidatos a cargos de elección popular tendrían que ser avalados por el voto de los militantes, se produce un significativo retroceso en la democracia partidaria. No solamente no se aprueba la debatida ley de partidos, sino que además ninguno de los partidos políticos que había realizado elecciones primarias para elegir su candidato presidencial se ha acogido a este método. Los acuerdos políticos que han marcado el actual proceso electoral se han llevado de paso las elecciones primarias en otros importantes niveles de elección.
En el caso del PLD, el pacto que posibilitó la reforma constitucional no solamente implicó la automática repostulación del presidente Danilo Medina, sino la de los legisladores que actualmente ostentan la categoría de senador o diputado. Además, se acordó someter a encuestas a los alcaldes actualmente en funciones, descartando la realización de elección primaria, en los casos en que uno de estos alcaldes le llevara más de un 10% de intención de voto a su más cercano competidor. El PRD, en el marco del acuerdo pactado con el PLD, se concentra en repostular a los legisladores, alcaldes y regidores que ocupan actualmente estos cargos, sin abrir las puertas a la competencia interna. Del mismo modo el PRSC, en la asamblea en que postuló a Federico Antún Batle como candidato presidencial, también acordó repostular unos 90 cargos congresuales y municipales.

En lo que respecta al Partido Revolucionario Moderno (PRM), que reúne una parte importante de integrantes del PRD, si bien realizó unas primarias para la elección de su candidato presidencial, en la que participaron más de 300,000 personas; no ha reproducido el modelo para la elección de sus candidatos a otros niveles. Por el contrario, el PRM informó que muchos de estos candidatos serán escogidos en base a encuestas o por consenso, y ya ha anunciado la selección de una cantidad de senadores en base a estos métodos.

En este escenario, es muy limitado el margen que han dejado estos partidos políticos para que sus militancias se expresen. Si bien es cierto que se celebrarán elecciones primarias para algunas alcaldías y regidurías, son las cúpulas partidarias las que en este proceso han tomado bajo sus riendas las decisiones que en una democracia interna verdadera corresponden a los militantes de los partidos políticos.

EL ZOOM

La época de las elecciones primarias

En los primeros procesos electorales del presente siglo, tres partidos políticos han recurrido a las elecciones primarias para seleccionar sus candidatos a la presidencia de la República y a numerosos puestos de elección popular. El PRD, el PRSC y el PLD celebraron a partir del año 2003 importantes procesos de participación política, que involucraron cientos de miles de personas. Si comparamos los padrones electorales de estos partidos desde el 2004 al 2012, comprobaremos que tuvieron un crecimiento impresionante, principalmente en los casos del PRD y el PRSC (Gráfica 1).

Es cierto que en gran medida el crecimiento de estos padrones se sustenta en las modalidades abierta o semi-abierta que adoptaron los partidos políticos, pero también la participación de la militancia en las primarias registró un significativo aumento.

Si nos detenemos a analizar cómo aumentó la votación desde la primera elección primaria que realizó el PRD, pasando de 78,370 votos en el 1982, a 967,900 votos en el 2012; o si vemos el caso del PLD, que registró 493,284 votos para escoger su candidato presidencial a las elecciones del 2004, aumentando a 1,063,617 votos para la elección del 2012, podemos concluir que las elecciones primarias convirtieron el proceso de escogencia de los candidatos presidenciales de esos partidos, en verdaderos escenarios de participación popular y democracia interna, a pesar de los elementos de clientelismo e inequidad que caracterizaron algunos de estos eventos

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