Qué se dice : Democracia secuestrada

Qué se dice : Democracia secuestrada

Claudio Acosta

La democracia dominicana ha sido sido rehén, desde la “Constitución de Balaguer” de 1966, de su liderazgo político, que ha conseguido modelarla a imagen y semejanza de sus propósitos e intereses, y de ahí sus escasas virtudes y sus muchos defectos. Desde entonces hasta acá hay un largo recorrido en el que abundan los ejemplos de lo que afirmamos, pero como no hay tiempo ni espacio para una recapitulación tan extensa basta  con el más reciente: la Ley de Partidos, empantanada desde hace más de una década en el Congreso Nacional. La Comisión  Bicameral  que tiene  la misión imposible de consensuar, un verbo que en este país solo se conjuga en primera persona y solo de la boca para fuera, sus aspectos más controvertidos, ha invertido cientos de horas en discusiones  y consultas para finalmente tropezarse con el insalvable obstáculo de siempre: la intransigencia del liderazgo partidario, atrincherado en sus intereses y, sobre todo, en el inmediatismo miope de sus aspiraciones electorales para el 2020. Precisamente la razón por la cual se ha producido el tranque con el padrón que utilizarán los partidos  para escoger   sus candidatos a cargos electivos,  incluído el Presidente de la República, pues se dice que el presidente Danilo Medina prefiere   que se haga con un padrón  abierto, probablemente confiado en el 63% que cree tener en el bolsillo, pero  el expresidente Leonel Fernández  es partidario de que se sigan utilizando los padrones de los partidos. Eso quiere decir que la aprobación de esa ley, más necesaria que nunca debido al avanzado y notorio proceso  de descomposición que afecta al sistema de partidos, está en veremos, pues depende de la capacidad del Comité Político  de armonizar dos posiciones tan antagónicas. Y esa es  la peor noticia que, en estos momentos, se  le puede dar a una democracia que se decanta peligrosamente hacia el unipartidismo y sus funestas consecuencias.

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